Volúmenes a la baja y nueva regulación complican avance del sector ferroviario

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Las cifras del sector ferroviario en México reflejan con claridad el enfriamiento de la actividad económica del país. En lo que va del año, se han transportado 31.3 millones de toneladas netas, lo que representa una caída de 9.6% respecto al mismo periodo del año anterior. Al desglosar los datos, el tráfico nacional fue el más afectado: se movilizaron 8.09 millones de toneladas, una baja de 26.6%, según el Pulso del Sistema Ferroviario Mexicano Operativo. En contraste, el tráfico internacional presentó un descenso más moderado, de apenas 1.9%.

El comportamiento del sector es un indicador clave del desempeño económico nacional. Desde la perspectiva de Benjamín Alemán Castilla, socio fundador de Alttrac y profesor del IPADE, las cifras ya reflejan un panorama preocupante. “Esto te da una idea clara de que la principal afectación viene del mercado interno. Está relacionado con una desaceleración del consumo privado, lo cual tiene sentido porque los temas arancelarios en Estados Unidos comenzaron en marzo. Así que lo que muestran estos datos es el primer trimestre del año, en un entorno de alta incertidumbre”, explicó en entrevista con Expansión . Hasta el primer trimestre, los datos aún no reflejan el impacto completo de las tarifas impuestas por Donald Trump, presidente de Estados Unidos. Sin embargo, el constante ajuste en la política comercial sugiere que las próximas cifras podrían acentuar la tendencia negativa. Dado que el 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino Estados Unidos, la relación bilateral es clave para el comportamiento del transporte ferroviario. Pero no toda la incertidumbre viene del exterior. Internamente, factores como la reforma judicial también generan dudas, advierte Alemán Castilla. “El desempeño del sector ferroviario de carga está estrechamente ligado al comercio exterior y al crecimiento económico del país. Si observamos ambos factores, el panorama no luce alentador”, añade. Con las cifras más recientes aún pendientes, las proyecciones para que el sector cierre el año con resultados positivos se ven cada vez más difíciles. En este contexto, la revisión del T-MEC, prevista para el segundo semestre, será crucial para generar certidumbre tanto para el comercio internacional como para la economía doméstica. “No se ve fácil el panorama, pero hay esfuerzos relevantes como los de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, que está presionando para reducir los aranceles. Sin embargo, lo que verdaderamente podría detonar un repunte es la negociación del T-MEC”, comenta. Un marco regulatorio en transición A finales de enero, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) anunció que la Agencia Reguladora del Transporte Ferroviario (ARTF) asumiría todas las funciones relacionadas con el desarrollo de trenes de pasajeros, iniciativa impulsada por el Gobierno Federal. Este cambio implica un nuevo rol para la ARTF, que ahora también tiene facultades antes reservadas a la Dirección General de Desarrollo Ferroviario y Multimodal. En la práctica, ha dejado de ser solo un ente regulador para convertirse en un actor con peso en la toma de decisiones del sector. “Esto rompe con el modelo anterior, donde la agencia era exclusivamente técnica y regulatoria. Los usuarios y concesionarios confiaban en que no habría conflictos de interés”, apunta Alemán Castilla, quien también fue titular de la ARTF. En un entorno económico incierto, el margen de acción del gobierno federal en este sector es limitado. Si bien puede apoyar a pequeñas y medianas empresas con incentivos o financiamiento, el impacto en un sector tan vinculado al desempeño económico general es acotado. Además, los cambios dentro de la ARTF han sido percibidos más como un obstáculo que como un estímulo. En lugar de ofrecer mayor certidumbre, han generado dudas sobre la dirección futura del sector. “La labor del gobierno está delimitada. El ferrocarril opera bajo un sistema de concesiones, y lo que le corresponde a la autoridad es establecer un marco de certeza jurídica y económica que permita a las empresas continuar con sus planes de largo plazo”, destaca.

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