Verdugos de la pluralidad
No sabemos qué contendrá la reforma electoral que el Ejecutivo enviará al Congreso en el próximo periodo ordinario de sesiones. Ha dicho la presidenta que quiere bajar el costo de las elecciones, el financiamiento de los partidos y revisar la asignación de plurinominales. Al parecer no le importa el consenso con otras fuerzas políticas, así que sus allegados diseñarán la iniciativa como mejor les parezca. Tendrán que encontrar la fórmula para mantener la calidad de los procesos electorales a los que estamos acostumbrados, y por los que tanto luchamos, y realizarlos con menos dinero. No creo que sea sencillo. También necesitarán dar con el esquema de financiamiento que permita tener partidos vivos y auténticos al menor costo y decidir si todos los recursos deben ser públicos o si se permitirá que los privados paguen campañas. El modelo de financiamiento público impide el avasallamiento del capital en los procesos electorales. ¿Por qué una izquierda tan “comprometida” con que la salud y la educación, por ejemplo, sean públicas, habría de aceptar la privatización de la política?
Decidirán también cuál será el modelo de representación que regirá la integración del Congreso. Varias veces desde que la oposición reclamó que el reparto de curules había significado una inmensa sobrerepresentación de Morena, escuché a los morenistas decir: ¿cómo que sobrerepresentación, si ganamos el 80% de los distritos? Si ese es el modelo que acompañará la reforma, esta implicará la muerte de la pluralidad en el congreso. Resulta inquietante comprobar que quienes lucharon por un Congreso plural hoy impulsan un modelo antipluralista.
Los allegados deberían reconocer que hay modelos que podrían fortalecer la pluralidad, al reflejar mejor el porcentaje de votos en la asignación de representantes. ¿Qué escogerán los allegados de la presidenta, más o menos pluralidad? Si piensan en los intereses del país y el futuro democrático, deberían optar por la pluralidad, si piensan mantener el poder, les sugiero reducir al máximo la pluralidad: volverse lo que combatieron, un partido de Estado. No será menor la decisión de los allegados presidenciales, en sus manos está la muerte de la pluralidad democrática y el nacimiento del partido único, modelo favorito de regímenes autocráticos de nuestro continente. ¿Querrán ponerse la capucha y blandir el hacha sobre la pluralidad democrática?