Velocidad cerro abajo: ciclismo urbano toma antiguo bastión de la violencia de Caracas

Velocidad cerro abajo: ciclismo urbano toma antiguo bastión de la violencia de Caracas

Yelitza Rojas aplaude cuando un ciclista pasa frente a su casa, baja a toda velocidad por las escalinatas de la que fue una de las barriadas más violentas de Caracas.

Petare es uno de los complejos de barriadas más grande de América Latina, sin duda de Venezuela. Tiene unos 600,000 habitantes y varios de sus sectores estuvieron controlados por una banda criminal.

Su cabecilla, alias Wilexis, fue abatido en enero pasado. Y la vida cambió, según Rojas.

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“Antes no podíamos salir, los chamos (jóvenes) tenían que estar escondidos (…) ahora somos libres”, dice a la AFP. “No tenemos ese miedo de que nos tenemos que esconder”.

Celebra la organización de esta competencia de downhill, una modalidad del ciclismo de montaña, en la que ciclistas se lanzan a toda velocidad por el enjambre de callejuelas y escaleras de estos barrios enclavados en los cerros de la capital de Venezuela.

Caracas llegó a ser una de las ciudades más violentas del mundo, aunque en los últimos años experimentó una sensible baja en el índice de homicidios, que se expandió por todo el país.

La tasa de homicidios cayó de 91.8 a 26.8 por 100,000 habitantes entre 2016 y 2023, según el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), una ONG independiente. El gobierno -que poco difunde cifras- ubicó la tasa de 2023 en 5.2 y sostuvo que los robos disminuyeron 33 por ciento.

En 2024, según anunció la policía, siguió a la baja con 4.1. Y aunque no hay datos públicos del impacto de la caída de Wilexis, en Petare se percibe una calma que va más allá de las cifras.

“Lo bueno y lo bonito”

El circuito abarca 1.4 km e incluye rampas de tierra y madera. Cintas amarillas delimitan la vertiginosa pista, mientras algunos voluntarios tocan silbatos en aviso de los audaces competidores que bajan por la ya caótica barriada.

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Desde las ventanas o techos de concreto de las pequeñas casas de ladrillo expuesto del sector Julián Blanco, los vecinos aúpan a Miguel Díaz mientras desciende a una velocidad alucinante un conjunto de escaleras pintadas con el tricolor patrio durante su turno.

“¡Vamos Miguel, métele!”, aúpa un espectador. “¡Bello, bello, bello!”.

Díaz ha ganado seis veces el campeonato nacional de esta disciplina, que se centra en descender por terrenos empinados y técnicos a alta velocidad.

Fue responsable de aspectos técnicos de la pista, que ayudó a construir.

“No soy de Petare, pero aquí me siento perfectamente acoplado”, explica, mientras saluda a algunos de los vecinos que lo reconocen al terminar su turno.

“Tremenda experiencia, indescriptible”, dijo por su lado Daniel Urrutia, un joven de 21 años que compite por primera vez. “Estuvo increíble el circuito, la pista, la gente y la calidez”.

Díaz espera que este tipo de competencias se extienda por otras zonas populares de Caracas, antes impenetrables y ahora escenario de conciertos, competencias y hasta paquetes turísticos.

Solo el recorrido en Petare era antes conocido como “La morgue”, donde el ruido de las balas era lo cotidiano.

Wilexis estaba acusado de extorsión, secuestro, narcotráfico, homicidio y mantenía a raya el sector. Algunos lo veían como un benefactor.

“Antes aquí no había vida, no había nada, esto era el epicentro de la violencia”, señala uno de los organizadores, Eliud Baudín, mientras repasaba el terreno un día antes de la competencia.

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Los ganadores recibieron trofeos en forma de piñones de bicicletas, esas pequeñas estrellas metálicas por donde pasa la cadena. El resto, kits de participación con el rotulado “Petare en alta”.

“La idea de este proyecto es que podamos mostrar lo bueno y lo bonito que se está haciendo acá en Petare, acabar con esa narrativa de que Petare es peligroso”, insiste Baudín.

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