Vapear: ¿una alternativa segura o un riesgo invisible?

En los últimos años los vapeadores o cigarrillos electrónicos, se han popularizado como una alternativa para dejar de fumar. Este tipo de dispositivos funciona al calentar un líquido, el cual contiene nicotina, saborizantes y otro tipo de sustancias químicas que, al inhalarse en forma de aerosol, entran de manera directa a los pulmones, lo que resulta en efectos, que, aunque difieren a los de un cigarro convencional, también representan riesgos importantes para la salud, señala la Dra. Araceli Carrillo Muñoz, neumóloga del Centro Médico ABC.
¿Cómo afecta el vapeador al organismo?
A diferencia del cigarro tradicional, los vapeadores no generan alquitrán ni productos de combustión; sin embargo, sí llegan a liberar compuestos como formaldehído, acroleína, metales pesados (entre los que se encuentra el plomo y níquel) y partículas ultrafinas que pueden ser líquidas o sólidas suspendidas en el aerosol que genera el dispositivo al calentar el líquido.
Además, la nicotina es un compuesto que está presente en la mayoría de estos productos, la cual es una sustancia altamente adictiva y neurotóxica, especialmente en adolescentes y personas jóvenes. En estos grupos de personas, su uso se ha visto vinculado a alteraciones en el desarrollo cerebral, dificultad para concentrarse y mayor vulnerabilidad a otras adicciones.
Desde el punto de vista respiratorio, el vapeo puede producir inflamación pulmonar a partir de los primeros días de uso. Esta inflamación puede provocar tos persistente, producción excesiva de flemas, dolor en el pecho y dificultad para respirar.

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A largo plazo, esta misma irritación afecta el revestimiento interno de los pulmones, disminuye la defensa inmunológica local y favorece el desarrollo de infecciones respiratorias y enfermedades crónicas como la EPOC (Enfermedad pulmonar obstructiva crónica) o bronquitis.
Uno de los cuadros más graves asociados al uso de vapeadores es el EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo), que puede llevar a hospitalización y, en algunos casos, puede ser mortal.
Los niños, adolescentes, mujeres embarazadas y personas con enfermedades respiratorias como el asma o el mismo EPOC son especialmente vulnerables, comenta la Dra. Carrillo. En estos casos, el uso de vapeadores puede agravar los síntomas, acelerar el deterioro pulmonar y aumentar el riesgo de complicaciones graves.
En los adolescentes, también se ha observado que, al iniciar con el uso de vapeadores, se tiene una mayor probabilidad de comenzar a fumar cigarro convencional eventualmente.
Síntomas de alerta por vapear y su atención
Con frecuencia, los efectos nocivos del vapeo pueden pasar desapercibidos en las primeras etapas. Por este motivo, incluso, en ausencia de síntomas, se recomienda acudir a una revisión médica si se ha usado vapeador con frecuencia.
Dentro de la evaluación se suele incluir estudios como prueba de función pulmonar, radiografía o tomografía de tórax; también se llegan a emplear análisis destinados a detectar alteraciones pulmonares, como la tomografía computarizada o análisis de laboratorio.
Otro aspecto importante que se debe tener en cuenta es la exposición pasiva. El aerosol que exhalan los usuarios de vapeadores también contiene nicotina, metales pesados, formaldehído y compuestos irritantes. Inhalar este aerosol puede afectar a terceros, especialmente si son personas que ya presentan alguna enfermedad respiratoria; situación que sucede igual con el humo de tabaco.

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No esperes a presentar síntomas para cuidarte
El tratamiento del daño pulmonar asociado al vapeo variará en función a la gravedad de cada caso. En aquellas personas que han desarrollado inflamaciones leves, pueden utilizarse medicamentos como antiinflamatorio o broncodilatadores.
Para casos crónicos o severos, se deberá realizar un seguimiento especializado a largo plazo; lo fundamental en todos los casos es suspender el uso del dispositivo lo antes posible.
Aunque sí existen usuarios que han logrado dejar de fumar mediante el vapeo, los especialistas no lo recomiendan como un método de cesación por el alto riesgo de dependencia, comenta la Dra. Carrillo. Existen tratamientos aprobados como bupropión o terapias de reemplazo de nicotina, que son procedimientos más eficaces, y sobre todo más seguros bajo un adecuado control médico. Los beneficios de dejar de fumar, ya sea vapeador o cigarro convencional son muchos.
En conclusión, vapear no es una acción inofensiva. A pesar de la falta de regulación y estudios a largo plazo, la evidencia actual muestra que estos dispositivos pueden causar daño pulmonar, cardiovascular e inmunológico.
Su uso frecuente, la facilidad de acceso y la percepción errónea de inocuidad han incrementado su popularidad, especialmente en la población de jóvenes.
En caso de presentar cualquier tipo de molestias respiratorias o que la exposición al vapeo sea de manera recular, lo más recomendable es acudir con un neumólogo para una evaluación oportuna.
Acércate al área de Medicina Interna del Centro Médico ABC para obtener una evaluación de salud pulmonar y, en caso de presentar algún tipo de daño, recibir un tratamiento adecuado.
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