Un “Disney de las vacunas” mirando hacia los adultos mayores
WAVRE, Bélgica.– Entre 2015 y 2050, la proporción de la población mundial mayor de 60 años pasará del 12% al 22%. Estamos en la Década del Envejecimiento Saludable (2021-2030), período en el que la población de 60 años o más aumentará un 34%, de 1,000 millones a 1,400 millones de personas. Para 2050, superarán los 2,100 millones. (Ver referencias abajo)
Todos los países enfrentan retos monumentales para adaptar sus sistemas sanitarios y sociales a este cambio demográfico, asegurando que no sea una carga, sino un activo aprovechado al máximo. En este escenario de envejecimiento acelerado, el rumbo ineludible es promover políticas e iniciativas que prioricen la prevención y la intervención temprana.
Esta visión se presentó durante una sesión de prensa en el marco de una visita a la principal planta de vacunas de GSK ubicada en el corazón de Bélgica en un enorme cluster donde cabrían 70 campos de futbol; sus empleados lo nombran “el Disney de las vacunas”. Es el epicentro de la producción farmacéutica de inmunizaciones, desde donde GSK exporta a 150 países vacunas esenciales tanto para infantes como para adultos mayores. Ahí GSK invierte en expandir su producción ampliando su tecnología con inteligencia artificial, machine learning y otras herramientas digitales que les permitirá acelerar la creación de vacunas (tienen 17 en camino) para responder a la creciente demanda mundial. En sus plataformas incluyen tecnologías como la de adyuvantes, ARNm, MAPS, recombinante, diseño de antígenos/biologia estructural y para antígeno de membrana, todo para producir vacunas más ágilmente y nuevas que antes no se creían posibles.
Otavio Cintra, líder regional de asuntos médicos en mercados emergentes, comenta que GSK no solo fabrica soluciones, sino que impulsa un cambio paradigmático: de la mera gestión de enfermedades a la prevención proactiva. En un mundo marcado por comorbilidades, esta perspectiva es más urgente que nunca.
Sólo algunos datos para reafirmarlo: Las enfermedades crónicas representan casi tres cuartas partes de todas las muertes mundiales, y el 40% de ellas se consideran prevenibles. En los países del G20, la pérdida de productividad debida a enfermedades prevenibles en personas de 50 a 64 años cuesta 30 billones de dólares al año. Estas cifras no son abstractas; reflejan vidas truncadas, familias afectadas y economías lastradas.
Para 2050, el 80% de las personas mayores vivirán en países de ingresos bajos y medios. El ritmo de envejecimiento es mucho más acelerado que en el pasado: en 2020, el número de personas de 60 años o más ya superó al de niños menores de 5 años. Aquí, dicen los directivos de GSK, radica el poder de la ciencia y la tecnología: prevenir y alterar las causas raíz de las enfermedades. Innovar para detenerlas antes de que comiencen, prevenir o ralentizar su progresión y limitar complicaciones.
La farmacéutica inglesa, alineada con este enfoque, trae un portafolio creciente en áreas críticas como respiratoria, inmunología e inflamación, oncología, VIH y enfermedades infecciosas. En cada rubro, GSK combina prevención y tratamiento, desarrollando tanto vacunas como medicamentos. Esta dualidad considera es clave en un panorama donde las infecciones y las enfermedades crónicas se entrelazan. En el ámbito de la vacunación para adultos, GSK destaca con su vacuna contra el herpes zóster (Shingrix), ya posicionada como un éxito para personas a partir de 50 años. Esta vacuna aborda el debilitamiento inmunológico típico de la edad adulta mayor, cuando el sistema inmune se vuelve más susceptible a infecciones.
Ahora, GSK está por lanzar en México la primera vacuna contra el virus sincicial respiratorio (VSR) para adultos mayores, que se sumará a su oferta existente. El VSR, a menudo subestimado, causa hospitalizaciones graves en esta población, especialmente en presencia de comorbilidades. En México, esta necesidad es apremiante, considerando nuestras epidemias de diabetes, obesidad y problemas cardiovasculares. Adultos con estas condiciones enfrentan un riesgo elevado de hospitalización si contraen enfermedades prevenibles como el VSR o el herpes zóster.
Los 6 ejes del Programa Sectorial requieren más $
El Programa Sectorial de Salud 2025-2030 recién publicado es un avance significativo en la planificación sanitaria de México, que ya refleja conocimiento y visión realista después de un sexenio de improvisación. El plan del secretario de Salud David Kershenobich busca unificar el sistema y transformar la atención hacia la prevención, sin negar vulnerabilidades como el envejecimiento poblacional y las desigualdades regionales. Sus seis ejes centrales son plausibles: 1) Cobertura universal de vacunación con un registro digital nominal; 2) Asegurar el abasto de medicamentos y suministros mediante un modelo centralizado y transparente; 3) Reducir la mortalidad prematura por enfermedades crónicas no transmisibles, como diabetes y cáncer; 4) Elevar la calidad hospitalaria con protocolos especializados y la construcción de 27 nuevas unidades; 5) Implementar un expediente clínico electrónico unificado para optimizar la atención; y 6) Disminuir muertes por accidentes viales, potenciar trasplantes y combatir la obesidad y diabetes a través de políticas alimentarias.
Pero para que sean creíbles estos ambiciosos objetivos, nos falta ver que en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2026, la Secretaría de Hacienda priorice al sector salud como esencial y le aumente recursos en al menos 1% del PIB; sólo así se creerá que este Gobierno va en serio en mejorar el sistema de salud y que no quede en buenas intenciones.
¿Porqué en México se hace tanta hemodiálisis?
¿Sabían que México es el único país donde la insuficiencia renal se trata mucho más con hemodiálisis -que es mucho más costosa y no siempre la mejor opción- en vez de diálisis peritoneal -más eficiente y accesible-? Pues resulta que hay un motivo: es un esquema que por muchos años fue incentivado por los nefrólogos no porque fuera la mejor opción para el paciente, sino porque les representó un gran negocio a ellos como especialistas. Resulta que la gran mayoría de las clínicas de hemodiálisis son propiedad de médicos nefrólogos, y ellos mismos trabajaban en IMSS, ISSSTE, Sedena, etcétera, y canalizaban a los pacientes hacia sus propias clínicas a hacerse la hemodiálisis. Todos al interior de los institutos lo saben y hoy hay intenciones de romper con esos incentivos perversos. Esperemos que se haga bien.
Referencias:
https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/ageing-and-health
https://population.un.org/dataportal/home?df=25968cbb-37d3-42de-8878-c3e4259afba8