Un año de Gobierno laborista de Keir Starmer: decepción, apatía y nervios
No habrá celebraciones ni actos de reivindicación. Si pudiera elegir, Keir Starmer desearía que esta fecha se borrara cuanto antes del debate político en el Reino Unido. Un año después de su victoria electoral (el pasado 4 de julio), el primer ministro, y con él todo su Gobierno, han tenido que esforzarse en poner freno a una rebelión interna de los diputados del Partido Laborista que hubiera dejado herida de muerte el resto de la legislatura. Una vez más, Downing Street ha tenido que rectificar una política —en este caso, recortes en las ayudas a la discapacidad— que había provocado un inmenso descontento entre los votantes.