Trump y su Tesoro contra la autonomía de la Fed

Hasta este momento, 99.1% de los participantes del mercado estiman que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) va a bajar en un cuarto de punto su tasa interbancaria a un día en su reunión del próximo 17 de septiembre.

Lo que deja a 0.9% de los participantes en los futuros del barómetro de tasas de interés que cree que el referente se quedará en su nivel actual de 4.50 por ciento.

Pero hay uno, uno solo y sus corifeos, que quieren que la tasa baje, ya, 150 puntos base.

La Fed es un organismo autónomo que toma sus decisiones de política monetaria en el Comité Federal de Mercado Abierto en el que 12 miembros tienen derecho a voto para definir su rumbo.

Los que juegan en los mercados hacen sus apuestas y aquel que quiere dictar el destino de la tasa interbancaria de Estados Unidos es el presidente Donald Trump y lo puede hacer porque el republicano tiene ideas excéntricas y descabelladas, y el poder para implementarlas.

Muchas trascienden, como aplicar aranceles de forma indiscriminada a sus socios comerciales o sacar al ejército para deportar indocumentados desde las calles de las principales ciudades de su país.

Otras, esperan su turno, como la compra de Groenlandia, la creación de la Riviera del Oriente Medio en la Franja de Gaza o reclamar como estadounidense el Canal de Panamá.

Cuando Trump exige a la Fed de Jerome Powell que baje las tasas de interés a lo que él quiere ver, lo que menos le importa es la autonomía del banco central.

Lo quiere hacer porque él cree, no tiene realmente los conocimientos, pero cree que bajando las tasas de interés se puede acelerar el crecimiento económico sin riesgos inflacionarios.

Incluso, lo quiere hacer a la mala, al estilo que conocemos de los regímenes autoritarios de presionar con el aparato del poder.

Además, Trump no lo esconde, en la misma conferencia en la que declara que exige al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que baje ya las tasas de interés, dice que está considerando permitir un proceso judicial en su contra por la construcción de edificios de la Fed.

Trump quiere a Powell fuera de la Reserva Federal, tendría mecanismos legales para hacerlo o bien adelantar el nombramiento de su sucesor, aunque el Senado tenga que esperar al final de su mandato en mayo del próximo año.

Lo que realmente debe preocupar a los mercados es que sea el propio secretario del Tesoro, Scott Bessent, el que le haga segunda a su jefe con eso de urgir una baja en las tasas.

Olvidemos la tradición de que el Tesoro no se mete en las decisiones futuras de la Fed, es el hecho de que su exigencia de que bajen las tasas 150 puntos base, empezando con medio punto porcentual en septiembre, proyecta una minimización de los riesgos que ello implica y que un experto como Bessent debería conocer.

El mensaje que queda es que hasta los más calificados expertos de su gabinete están dispuestos a ignorar los protocolos y obviar las consecuencias negativas de las ideas de Donald Trump para ser sólo caja de resonancia imperial.

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