Tres fallos comunes en la gestión empresarial que pueden afectar a la toma de decisiones
Las organizaciones empresariales no son entidades neutras sino el reflejo de una cultura, un estilo de liderazgo y un contexto. En ellas se condensan valores, temores, creencias, rutinas y hasta silencios que definen cómo se piensa y cómo se actúa.
Uno de los grandes desafíos de la gestión de la empresa es la toma de decisiones: ¿cómo equilibrar la tradición con la innovación? ¿Cómo asegurar que las decisiones no estén influenciadas por emociones, jerarquías o sesgos inconscientes?
Este artículo describe tres conceptos que pueden servir como herramientas prácticas para detectar dinámicas que no son evidentes a simple vista, pero se sienten. Están en las reuniones donde nadie contradice, en los proyectos que se mantienen por respeto, en las decisiones que se repiten sin revisión. Se pueden oler en la atmósfera de conformidad o en el silencio cómodo del “siempre se ha hecho así”. Detectarlas a tiempo es clave para evitar errores estratégicos que podrían haberse prevenido.
La teoría del caballo muerto
La expresión “montar un caballo muerto” se ha convertido en una metáfora frecuente en el mundo de la gestión empresarial. Describe la resistencia a abandonar prácticas o modelos de negocio obsoletos. Esta metáfora es simple pero poderosa: “Cuando descubres que estás montando un caballo muerto, lo mejor es bajarte”.
Aceptar que algo ya no tiene futuro no significa deslealtad o deshonrar el pasado, sino tener el coraje de tomar decisiones difíciles para asegurar la continuidad del negocio. Soltar a tiempo es clave para avanzar.