¿Todo tiene que ser IA? Lo que los inversionistas estamos viendo

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Vivimos en un momento donde parece que todo producto, servicio o pitch de startup tiene que tener “IA” para ser tomado en serio. Esto no es nada nuevo, es parte del día a día del negocio. Como inversionista, escucho a diario frases como “lo hacemos con Inteligencia Artificial”, como si eso justificara un modelo de negocio. Pero detrás de esta moda hay preguntas más profundas: ¿qué problema se está resolviendo realmente? ¿Qué valor se está creando? ¿Y qué tan fácil es que un gigante como Amazon o Google recreen tu producto mañana?

De copilotos a agentes, la nueva capa del software ¿Dónde está el verdadero valor? Entre burbujas y oportunidades

Estamos entrando en lo que algunos llaman la Agentic Revolution . Si el cloud nos trajo el SaaS y el móvil nos dio la economía de las apps, ahora los AI agents , sistemas que ejecutan tareas por nosotros, prometen ser el próximo gran cambio. Ya no son solo asistentes pasivos. Son entidades semi-autónomas capaces de operar en nuestro nombre: desde responder correos hasta comprar productos. La diferencia es sutil, pero profunda: no es lo mismo que la IA te ayude a trabajar a que trabaje por ti. Y eso tiene implicaciones masivas para el diseño del software, la forma de consumir servicios, las formas de trabajo… y también para dónde conviene invertir en el caso de los VC`s. Un ejemplo particularmente revelador lo compartió el periodista Martin Peers en el newsletter The Briefing , de The Information . Mientras muchas compañías de tecnología ven con preocupación el impacto que los agentes de IA podrían tener sobre las apps tradicionales, Amazon decidió adelantarse. Está probando una función llamada Buy for Me , que permite a un agente de IA realizar compras en nombre del usuario directamente en sitios externos, sin salir de la app de Amazon. Este movimiento tiene implicaciones enormes. Si el usuario no necesita abandonar Amazon para completar su compra, incluso si el producto no lo tiene Amazon, pero otro sitio sí, entonces el punto de entrada de la intención de compra sigue siendo suyo. Como señaló Peers, este tipo de funciones podrían dejar obsoletas muchas aplicaciones que hoy viven del tráfico directo y de las compras por impulso. Lo que Amazon anticipa, y muchas marcas no están viendo, es que en el futuro, los usuarios no abrirán una app de e-commerce para buscar algo. Le pedirán a un agente que lo resuelva. Y si tú no eres dueño del agente, pierdes al cliente. Hace unos días en el evento anual de Stripe, mostraron esa funcionalidad. El objetivo es eliminar la fricción en los procesos de compra y optimizar el precio que pagas por lo que adquieres, qué mejor forma de hacerlo si tienes a alguien, en este caso una máquina, haciéndolo por ti. Como inversionista, me gusta regresar a lo básico: ¿qué problema estás resolviendo, y por qué tu solución es difícil de replicar? Un ejemplo que discutimos recientemente fue el de una startup que hace contabilidad automatizada para personas físicas usando IA. Su modelo original se basa en asociarse con despachos de contadores. Pero el riesgo es evidente: si la contabilidad se vuelve una funcionalidad más dentro de Amazon Web Services o Google Cloud, ¿qué barrera de entrada te queda? Por eso, más que preguntarse “¿tiene IA?”, la pregunta debería ser: “¿estás resolviendo un problema que seguirá siendo relevante, incluso si la tecnología cambia?”. ¿Depende tu producto de un motor en especial o es agnóstico y puede aprovechar las mejoras que salen constantemente en el mercado? Una tendencia que he empezado a observar, y explorar, es el resurgimiento del hardware. Durante años fue una categoría poco atractiva, pero hoy, con la demanda explosiva de procesamiento para modelos fundacionales, invertir en semiconductores, en computadores, en chips, en capacidad de almacenamiento, me llama la atención. Lo más relevante es que el diseño de chips de alto rendimiento, antes monopolizado por Taiwán, está empezando a abrirse a otros actores. Esto podría implicar nuevas oportunidades no solo en fabricación, sino en innovación de diseño, eficiencia energética y personalización por industria. Sí, estamos en una burbuja. Pero como con la burbuja punto com, eso no significa que todo sea humo. Muchas de las grandes empresas actuales nacieron en esa época. La clave está en discernir entre moda pasajera y transformación estructural.

La adopción de AI agents ocurrirá en oleadas. Primero en tareas de texto como marketing y servicio al cliente. Luego en aplicaciones multimodales como educación o arquitectura. Finalmente, en industrias reguladas como salud o finanzas, donde el reto no será tecnológico, sino de confianza. La oportunidad es gigantesca: los presupuestos laborales son 35 veces mayores que los de software. Si los AI agents capturan una fracción de eso, veremos una nueva categoría de empresas surgir. Pero cuidado: no basta con “estar en IA”. Hay que construir salvaguardas sólidos: datos propios, conocimiento profundo del problema, integración vertical. La IA no es un fin, es un medio. El reto no es “tener IA”, sino usarla para resolver problemas reales, de formas que otros no puedan replicar fácilmente. El mundo no necesita más apps con IA por moda. Necesita empresas que entiendan el problema, que construyan ventajas estructurales, y usen la tecnología para crear valor real. ____ Nota del editor: Fabrice Serfati es Venture Capitalist experto en negocios disruptivos en Latam, Managing Director and Partner en IGNIA Fund, mentor de emprendedores valientes y sobresalientes. Creador del podcast #ReadToLead y del Founder’s Book Club. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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