Te ofrezco disculpas dato NO protegido
Vivimos tiempos de disculpas públicas. Morena y la Cuarta Transformación se disculpan con los mexicanos por no proteger los datos personales, la vigilancia, el espionaje y el control político.
En esta era de contrición forzada, la más reciente es la que el Tribunal Electoral ha impuesto a la ciudadana Karla Estrella: ofrecer una disculpa pública por 30 días a la diputada del PT, Karina Barrera. ¿La ofensa? Haber minimizado sus capacidades y trayectoria políticas.
Es un acto que, en su desproporción, roza lo absurdo. La propia presidenta Sheinbaum ha calificado la sanción de “exceso”. Una asimetría total entre una ciudadana sin fuero ni recursos públicos y una legisladora respaldada por el poder. La presidenta dijo que “el poder es humildad, no es soberbia”.
Mientras se exige a una ciudadana una disculpa a ese “dato protegido” que es la legisladora del PT, el Estado se ha dedicado, con una celeridad asombrosa, a desproteger los datos de millones de mexicanos. El contraste no es una ironía; es una bofetada a la noción misma de privacidad y transparencia.
La Cuarta Transformación es humilde y se disculpa por extinguir el INAI, ese molesto organismo autónomo que se atrevía a pedir cuentas. Sus funciones fueron transferidas a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, un movimiento que representa la eliminación de un contrapeso crucial.
Morena se disculpa argumentando que el INAI recibía preguntas irrelevantes. El desmantelamiento del INAI no es una reorganización burocrática, es una piedra angular de la agenda más amplia de opacidad y vigilancia. Al absorber el organismo de transparencia autónomo, el gobierno elimina eficazmente el principal mecanismo de supervisión y rendición de cuentas de su propia recopilación de datos y gestión de la información pública.
La 4T se disculpa por las caídas de Compranet, la plataforma que debía transparentar los contratos del gobierno federal. La disculpa más genuina viene con la Ley de Obras Públicas, que permite a las Fuerzas Armadas clasificar sus proyectos estratégicos como “seguridad nacional” para sortear las solicitudes de transparencia. Millones de pesos en obras se vuelven un “dato protegido” para el escrutinio público.
En cuanto a la Plataforma Nacional de Transparencia, la disculpa de la 4T es porque los usuarios enfrentan dificultades para descargar información, el buscador temático no funciona y se han añadido filtros que la hacen poco intuitiva y confusa para nuevos suscriptores o para acceder a información histórica. Usted disculpe porque el derecho a la información en un privilegio para los ya iniciados.
La disfunción de Compranet y la PNT, junto con la clasificación deliberada de obras públicas como “seguridad nacional”, es una estrategia coordinada de obstrucción deliberada a la transparencia. No se trata de fallas técnicas, sino de un diseño intencional para hacer que la información pública sea inaccesible o difícil de obtener, un estado de opacidad de facto. Lo sentimos mucho.
La 4T se disculpa por las “leyes censura” en diversos estados, intentos de coartar la libertad de expresión. Esto se complementa con los ataques a comunicadores y medios en varias entidades. Los esfuerzos legislativos para controlar el contenido digital y el discurso público, combinados con la infraestructura de vigilancia más amplia, representan una erosión significativa de las libertades fundamentales de expresión e información.
Esto crea un efecto amedrentador sobre la disidencia y el periodismo independiente. Transforman el espacio digital para el libre intercambio de opiniones en una herramienta potencial para el control estatal y la censura, un asalto directo a los principios democráticos.
La 4T se disculpa por las violaciones a los derechos fundamentales. La más flagrante son los casos documentados de espionaje con el software Pegasus por parte del Ejército contra defensores de derechos humanos y periodistas. Una disculpa porque la vigilancia ilegal es una práctica continua.
Las nuevas leyes aprobadas en un periodo extraordinario de sesiones, con sus términos vagos e imprecisos y la ausencia de mecanismos judiciales en la vigilancia, no hacen más que facilitar y legitimar estas prácticas. Crean un fallo sistémico en la protección de los derechos fundamentales que amerita una disculpa. El “Estado de derecho” se retuerce para servir al poder estatal en lugar de proteger a los ciudadanos, una deriva hacia el autoritarismo.
La 4T ha construido el sistema de vigilancia más sofisticado en la historia de México. Lo ha hecho con la complicidad de un marco legal que legitima el espionaje masivo. Mientras los ciudadanos deben ofrecer disculpas por criticar a los poderosos, el Estado se disculpa por no proteger mejor los datos que ahora tiene derecho a conocer, almacenar y analizar.
La ironía es que en un país donde se castiga judicialmente a quien critica a funcionarios públicos, el gobierno tiene derecho a conocer hasta el último detalle de la vida privada de cada ciudadano. Los datos del poder están protegidos; los datos de los ciudadanos son patrimonio nacional.
Te ofrezco una disculpa, ciudadano mexicano, por vivir en un país donde la privacidad es un lujo que ya no te puedes permitir. Lamento haberte convertido en un dato NO protegido en manos de quienes prometieron transformar tu vida, pero no aclararon que sería convirtiéndote en una carpeta digital eternamente monitoreada.
La verdadera disculpa que merece México es por haber permitido que la vigilancia digital se vistiera de modernización tecnológica y que el control social se disfrazara de seguridad pública. Los ciudadanos seguimos siendo datos no protegidos en un sistema que cada día nos conoce mejor, pero que nunca nos rendirá cuentas de lo que hace con esa información.
Nuestra identidad, comunicaciones, movimientos, finanzas, compras, salud y hasta nuestro derecho de exigir transparencia y expresarnos libremente están expuestos o centralizados bajo el control de un andamiaje legal sin contrapesos. Todo apunta a la consolidación de un poder que no teme mirar en cada rincón de nuestra vida digital. Las preguntas son: ¿quién se disculpará con los ciudadanos cuando este sistema esté completo? ¿Quién por haber transformado la promesa de un México más justo en un México vigilado, donde el dato NO protegido es la nueva normalidad y la libertad la excepción?