Sismos en México: 4 claves para elegir el mejor seguro contra terremotos y erupción volcánica

México es uno de los países con mayor actividad sísmica en el mundo y, según el Banco Mundial, 68.2% de la población es proclive a sufrir los efectos de las catástrofes naturales, por lo cual es de especial importancia proteger nuestro patrimonio con un seguro contra terremotos y erupción volcánica.
“No podemos predecir sismos, no podemos predecir magnitudes, pero sí hay que estar preparados para enfrentar cualquier eventualidad y en cualquier momento del año”, dice Carlos Jiménez, director de Daños y Automóviles de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
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A unos días de que se conmemore el llamado 19S, en alusión a los sismos que ocurrieron en septiembre de 1985 y 2017, sólo 6.5% de los hogares -en promedio- tiene una cobertura contra terremotos de manera voluntaria y 19% la contrató de forma obligatoria a través de su crédito hipotecario; es decir, apenas una de cada cuatro viviendas del país está protegida.
Una de las razones de su baja penetración es el mito de que es costosa. Sin embargo, a diferencia de lo que piensa la mayoría de la población, la póliza contra terremotos es asequible, con un costo similar a un teléfono móvil.
“Hay seguros de casas que te pueden cubrir un millón, dos millones, y son muchísimo más accesibles que un seguro de un automóvil deportivo de alta gama o inclusive hay pólizas que son casi tan accesibles como el promedio de los celulares que traemos en el bolsillo (…), un seguro nunca es caro, siempre es una inversión”, expone el representante de la AMIS.
Consejos para hacer la mejor elección
El especialista detalla que hay cuatro factores a los que debemos poner lupa, con el objetivo de elegir la mejor cobertura para nuestras necesidades y nuestro bolsillo.
1.- ¿Contra qué nos queremos cubrir?
Coberturas de riesgo hay muchas y se debe ser específico en cuál es la que se requiere. Si contratamos una contra incendios o de tipo hidrometeorológico, ésta no cubrirá ningún impacto por sequía, por ejemplo. Entonces, si necesitamos una contra sismos, la póliza debe ser para terremotos y erupción volcánica, ése su nombre técnico.
2.- ¿Cuáles bienes vamos a asegurar?
Con una póliza se pueden proteger un “montón de cosas”: paredes, ventanales, muebles, casa, edificio, paredes perimetrales, escaleras o elevadores.
Ante ese universo de posibilidades, es necesario ser claro en qué vamos a asegurar, para no llevarnos una mala sorpresa después.
Por ejemplo, si una persona contrata una cobertura para sus ventanales y elevadores, pero un desafortunado sismo afectó su barda perimetral, el seguro no le cubrirá, porque el activo del contrato no sufrió daño alguno.
3.- ¿Por cuánto me va a cubrir o hasta cuánto me va a proteger?
Este punto cobra especial relevancia. Lo más recomendable es que la cobertura cubra el valor total del bien. “Si mi en casa está evaluada por 1.5 millones de pesos, lo mejor que nos puede pasar es tener asegurada una suma por 1.5 millones”, comenta Jiménez.
En este ejemplo, si el seguro es por un millón de pesos, el cuentahabiente tendrá que poner 500,000 pesos en caso de un incidente.
En el caso de un financiamiento hipotecario es de vital importancia revisar que la póliza cubra el valor del bien inmueble, porque algunas sólo protegen el monto insoluto del crédito, es decir, el adeudo que se tenga al momento del siniestro.
“Oye, que el crédito es de 10 años y ya llevo nueve (pagados), pues seguramente el crédito (pendiente de pagar) es chiquito; entonces, si viene una pérdida total, el seguro va a cubrir hasta el monto del crédito y si ya debo poquito, la cobertura va a ser poquita”, comenta.
Por ello es importante que aseguremos lo que sea más grande, el crédito o el valor de la casa; al principio es probable que el crédito sea mayor, al final, es muy posible que sea al revés.
Si se protege el financiamiento, año con año se debe valorar la suma asegurada para estar blindados o bien, contratar un complemento del seguro que tiene la hipoteca para cubrir el resto del inmueble.
4.- ¿Con cuánto participo en el siniestro?
En las pólizas de daños se consideran dos participaciones del asegurado. Por un lado está el deducible, que se basa en un porcentaje sobre la suma asegurada, y el coaseguro, que es el porcentaje aplicado sobre la pérdida o daños, señala Alicia Martínez, subdirectora de Autos, Daños y Fianzas en Eikos.
En ese sentido, la AMIS señala que si mi casa vale un millón y me dicen que el deducible es de 5%; entonces, los primeros 50,000 pesos de un siniestro irán por mi cuenta. Si hay un sismo y se registró una cuarteadura que cuesta 20,000 pesos arreglar, le toca al usuario pagar. Si es una pérdida total, indudablemente entrará el seguro a protegerlo. Considera que entre más bajo es el deducible, el seguro tiende a ser más costoso.
Tómalo en cuenta
Antes de contratar un seguro, considera estas recomendaciones de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef).
Primero deberás verificar que la información de la póliza sea correcta. Después asegúrate que cubra los riesgos que necesites; si vives en una zona sísmica baja, no tiene caso que necesariamente contrates la cobertura por temblores o terremotos. Y finalmente, documenta tus pertenencias esto te ayudará a realizar la reclamación ante la aseguradora, incluso puedes incluir fotografías o un video.