“Ser sicario no era algo que pensaba que haría, pero así fue”

El reclutamiento de niñas, niños y adolescentes en México por parte de las organizaciones criminales es considerada como una forma sistemática de violencia y que se ha normalizado y permanece invisibilizada, aseveró Reinserta.

Mediante un comunicado, la organización explicó que el caso de Aguascalientes, en donde entre los detenidos en un campo de entrenamiento del Cártel Jalisco Nueva Generación había menores y con otras personas con reporte desaparición, refleja con claridad las omisiones del Estado y la existencia de una deuda estructural aún pendiente con los menores del país.

“Siguen expuestos a entornos de violencia sin contar con las herramientas jurídicas necesarias, ni los mecanismos de protección adecuados”, sostuvo la organización.

De igual manera señaló que la violencia que vive el país desde hace ya varios años se alimenta de una normalización social que ha vuelto cotidiano lo inaceptable.

“Hemos llegado al punto en que ver adolescentes armados, desaparecidos o involucrados en delitos ya no genera la indignación que debería. La insensibilidad colectiva, producto de años de impunidad y desinformación, termina por reforzar el abandono institucional”, afirmó.

Para ejemplo de lo anterior, Reinserta dio a conocer el testimonio de Saúl, un adolescente de 14 que sobrevivió a las redes del crimen organizado en México.

“Estuve en un lugar donde lo único importante era el poder y la violencia. Ser sicario no era algo que pensaba que haría, pero así fue. Un día me subieron al monte, me entrenaron y me enseñaron a disparar. Empecé a matar y a cobrar venganzas”, relató.

Para dimensionar el problema, la organización recordó sus cifras dadas a conocer en 2023, en donde se indicó que nueve de 10 personas privadas de la libertad tuvieron contacto con actividades delictivas antes de los 6 años.

Además 7 de cada 10 de las y los adolescentes en conflicto con la ley tuvieron contacto con grupos delictivos en sus comunidades.

Ante lo anterior, la organización realizó un llamado para que se reconozca el problema, visibilizar a sus víctimas y construir rutas claras de solución.

“Consideramos fundamental nombrar el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes por parte del crimen organizado como lo que es: un delito que arrebata la infancia, vulnera derechos y deja profundas secuelas en el tejido social mexicano”, abundó.

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