Salto necesario en industria aeroespacial

En la reciente visita a México del presidente francés, Emmanuel Macron, donde se dio un encuentro con la presidenta Claudia Sheinbaum, se pusieron sobre la mesa varios temas que son cruciales para el futuro que este país pretende construir pero que, de no cumplirse satisfactoriamente, podrían dar al traste no sólo con los tratados comerciales con Norteamérica y Europa, sino con el Plan México y con el rumbo que tome el país.

En el tema específico de la industria aeroespacial, donde la francesa Safran, dirigida por Alejandro Cardona, es el mayor jugador que opera en México en este segmento industrial, se dejaron sentir varios puntos que el gobierno mexicano debe atender si de verdad quiere que el Plan México deje de ser una colección de buenas intenciones y se traduzca en inversión, crecimiento y creación de empleo.

Por un lado, está el asunto de la energía en su triple vertiente: estabilidad energética, sin cortes de suministro para evitar que las empresas vean mermada la calidad de sus productos; el autoabastecimiento para que no se dependa de las capacidades, muy limitadas aún, de la CFE y la generación de energía limpia.

En el caso particular de la aviación, está aún en ciernes la producción del Combustible sustentable, el llamado SAF, que, aunque hay la intención de hacerlo, en realidad ha estado frenada, en parte porque el único que producen combustibles para avión es Pemex y se redistribuye a través de Aeropuertos y Servicios Auxiliares y para producir SAF se requieren altas inversiones.

Es verdad que hay proyectos interesantes, pero están en niveles muy básicos aún. Aquí lo que urge una política de Estado (como la que siempre se ha pedido para el sector y para la industria de transporte aéreo), que canalice esfuerzos reales a la producción de este tipo de combustible. A nivel América Latina lleva la delantera Brasil, lo cual no es extraño pues producen aviones y las pruebas con etanol son antiguas, pero también Colombia, país que se ha vuelto líder en este tema porque existe una voluntad de hacerlo y el gobierno le está apostando.

Otros temas de la industria que se trataron en la reunión de alto nivel en Palacio Nacional fueron la necesidad de transitar de ser manufactureros a productores de tecnología, donde el desaparecido Conacyt sí había tenido incidencia, pero ahora no se ve y eso que se convirtió en Secretaría.

Además, están los asuntos muy concretos de la certeza jurídica, sobre todo en temas fiscales, transversal a muchas industrias y que parece que ha calado hondo en las empresas extranjeras que requieren un trato justo y sobre todo muy transparente.

Finalmente, y este seguro que es un tema en el que todos los inversionistas extranjeros están esperando para decidir qué sigue en su camino en México, es la negociación del T-MEC o T-ME -ya no se sabe- pero que sin duda es el ancla de la que dependen muchas decisiones empresariales en el futuro.

Y aquí hay optimismo porque hasta el momento, la alianza comercial ha funcionado mucho para los tres países, aunque haya dudas, pero si queremos desbrozar el camino que le dé a México capacidad de maniobra es urgente atender los muchos problemas que se apuntan. Ya quedó claro.

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