Reseña: Leyendas Pokémon Z-A moderniza la fórmula, pero no megaevoluciona

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El primer juego de Pokémon que tuve fue Pokémon Red , por allá de 2001 (un poco tarde para su fecha inicial de lanzamiento, lo sé). Luego, jugué durante algunas generaciones más, pero lo abandoné y regresé a la franquicia en 2017, con Ultrasol , de Nintendo 3DS, y aunque no estuve en cada entrega puedo decir que el avance más marcado en dinámica de juego fue Leyendas Pokémon Arceus , hace tres años, pero con Leyendas Pokémon Z-A , la saga llega a un punto de refinamiento de la mano de su sistema de combate. Una de las primeras cosas que se nota al arrancar este juego es la ambientación. De nuevo, la región de Kalos y en particular la ciudad Luminalia, reconstruida y vibrante, actúan como escenario principal. Un entorno urbano que rompe con el diseño campestre tradicional de Leyendas Arceus y transmite otra escala para la franquicia. En cuanto a libertad, Z-A apuesta por un mundo semiabierto, es decir, no es tan expansivo como grandes mundos abiertos recientes, pero permite explorar barrios de la ciudad de día y de noche, con ciclos que afectan a los enemigos y la atmósfera. Esa estructura concede una sensación de exploración que antes la saga no tenía.

El sistema de combate representa quizá el cambio más radical: deja atrás por completo el tradicional combate por turnos tal como lo conocíamos y adopta una mecánica mucho más ágil, con movimiento libre del entrenador dentro de la arena, ataques que se recargan y mayor fluidez en los enfrentamientos. Esa fluidez es bienvenida. Como jugador veterano (no experto), muchas entregas recientes me dejaban la sensación de estar atrapado en animaciones largas, tiempos muertos y rutinas repetitivas. Aquí, los combates se sienten más dinámicos, y eso suma muchísimo, aunque en momentos la táctica puede quedar un poco relegada a favor de la velocidad, y quienes buscan combates ultracalculados podrían echar de menos esa pausa para pensar. La historia, debo admitirlo, no es el fuerte del juego. El arranque es lento, los personajes no están tan memorables como en entregas anteriores y el argumento tarda en levantar vuelo. Una vez que entra en materia, mejora, pero el inicio exige paciencia. Hacia la mitad del juego, cuando se revelan los secretos detrás del proyecto “Z-A” y la conexión con las megaevoluciones, la historia toma vuelo. Ahí es donde el guion se vuelve interesante porque plantea dilemas entre el uso de la tecnología y la ética en torno a este problema, aunque, claro, nunca a un nivel de profundidad demasiado marcado porque ese no es su objetivo principal.

El regreso de las megaevoluciones no elimina las carencias gráficas Otro de los puntos que más me emocionaba era el regreso de las megaevoluciones. Sí, la mecánica vuelve y con fuerza en esta entrega. Más de veinte formas mega inéditas de especies ya existentes, lo que añade una dimensión estratégica fresca para quienes entrenamos equipos desde hace años. Ese regreso de las megaevoluciones se siente bien en medio de una franquicia que se caracteriza por integrar nuevas dinámicas específicas para cada juego, como las evoluciones Dinamax, de Galar, o los movimientos Z, de Alola, entre otros elementos de diferentes regiones. En cuanto a los escenarios, Luminalia se ve con el gusto y la clase de París: edificios, zonas de exploración, detalles urbanos, ambientes de día y de noche. Sin embargo, al mirarlo con ojo crítico, llega la decepción técnica, pues hay texturas simples que hacen preguntarse por qué Game Freak sigue haciendo trabajos tan simples para su franquicia más rentable. Gráficamente, comparado con otros grandes lanzamientos de 2025, queda algo atrás. Para nada diría que es injugable, pero se percibe que el salto gráfico no es tan drástico como muchos esperábamos. Eso sí, un aspecto significativo para los jugadores latinoamericanos es la traducción al español latino, pues los diálogos están adaptados con un lenguaje cercano y natural para la región, logrando que las bromas, los nombres de los objetos y las expresiones de los personajes tengan sentido sin perder la esencia original japonesa. Esta localización facilita la inmersión, sobre todo en una historia tan cargada de matices tecnológicos y científicos, y permite que jugadores jóvenes y veteranos disfruten de la narrativa sin barreras idiomáticas.
¿Recomiendo Leyendas Pokémon Z-A? Como jugador de larga trayectoria, lo que más valoro es que Z-A arriesga, evoluciona (no al punto de una megaevolución), pero también reconoce su legado: captura, entrenamiento, combate en niveles accesibles y todavía amigables para nuevos jugadores. Aun así, siento que Game Freak tiene algunas tareas pendientes, como lo son una historia más potente desde el arranque, un mundo que reaccione más a tus acciones, mejoras gráficas evidentes y quizás una libertad todavía mayor en el diseño de mundo, aunque este último punto es un deseo más complejo de cumplir, lo sé. En resumen, Leyendas Pokémon Z-A , por lo que propone, es un paso firme para la saga y también un título que se convertirá en imprescindible en la colección de quienes tengan Nintendo Switch 2.

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