Remanente de operación*

Remanente de operación*

La cabeza de la nota periodística rezó textualmente: “Banco de México entrega a Hacienda 17,994 mdp de su remanente de operación”. El tema merece análisis dada la poca claridad que parece haber sobre el mismo, incluso entre personas supuestamente bien informadas. Desde que se otorgó autonomía al Banco de México hace 30 años, se le denomina de esa manera (“Remanente de operación”), pero se trata simplemente del saldo que arroja al cierre del ejercicio operativo el Estado de Resultados (o Estado de pérdidas y ganancias, según la terminología usual en la práctica contable).

El monto exacto y legal del Remanente de Operación del Banco de México no se conoce sino hasta que se cuenta con los Estados Financieros ya debidamente auditados, elementos que no están disponibles hasta bien entrado el mes de abril de todos los años. Desde esa perspectiva, debe quedar claro que el remanente que se ha anunciado corresponde al ejercicio operativo del pasado año 2024. Y casi como una verdad de Perogrullo, cabe precisar que dicho saldo puede arrojar tanto ganancia como pérdida o, eventualmente, terminar en ceros o muy cerca.

¿Cómo es posible que el Banco de México pueda derivar ganancias de su operación como instrumentador de la provisión de moneda a la economía nacional? La causa principal deriva de que, al ejercer la facultad exclusiva de crear moneda fiduciaria, no tiene que incurrir en costos de captación. En esa forma, el margen de intermediación de los créditos que otorga esa institución con la finalidad de inyectar moneda a la circulación corresponde casi íntegramente a las tasas activas que cobra.

¿Por qué el remanente de operación del Banco de México puede terminar en ceros o incluso arrojar una pérdida? La razón deriva de que se trata de un resultado neto que se obtiene de restar gastos o costos de una cifra preliminar de ingresos brutos. En ese contexto, si en algún ejercicio los costos de operación del Instituto Central superan a los ingresos brutos, el resultado se convertirá inexorablemente en pérdida. Tal como ocurrió en los años de 2017 a 2024.

El Banco de México es una entidad de gobierno que realiza una encomienda de servicio público. Por esas dos razones, no se trata de un organismo que pueda responder a fines de lucro. En ese sentido, fue una muy mala decisión legal que, desde 1925 hasta 1982, haya el Banco tenido la personalidad jurídica de sociedad anónima. Y desde luego, la política fiscal no debe tener apoyo alguno en los pronósticos que se formulen de Remanente de Operación.

bdonatello@eleconomista.mx

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