Reducir la jornada laboral afectará al PIB si no se implementa correctamente
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La propuesta de reforma para reducir la jornada laboral en México de 48 a 40 horas semanales ha abierto un amplio debate sobre sus impactos económicos . Mientras que Banamex anticipa efectos adversos en productividad, empleo formal y precios, especialistas en derecho laboral como Jorge Sales Boyoli, miembro de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa (ANADE) y experto en relaciones laborales, consideran que el impacto será más acotado y parte de una tendencia global inevitable.
¿Qué propone la reforma? Efectos macroeconómicos esperados Una “tendencia inevitable” Empresarios pueden negociar el costo de las horas extra ¿Qué dice la evidencia internacional? Una jornada más corta, en medio del cambio demográfico El bono demográfico terminó. México transiciona a un país viejo. Es posible que en el futuro debamos modificar la jornada o importar mano de obra
Desde el punto de vista de analistas de Banamex, la implementación de la reducción a la jornada laboral en México, tal y como está propuesta en la iniciativa de reforma que discute el Congreso de la Unión, amenaza con generar efectos adversos en la economía nacional, sobre todo en el PIB, la inflación y en un repunte en la informalidad. Las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) serán las más afectadas por el incremento en los costos laborales que la reforma les generará, y pese a que se han planteado medidas de apoyo como incentivos fiscales y créditos con la banca de desarrollo, persiste la falta de claridad para implementar estas medidas, advierte Banamex en un reporte económico. “Los salarios se mantendrían sin cambios, lo que incrementará el costo por hora trabajada para las empresas. Además, se reduciría el límite de horas extras de 12 a 5 por semana, con pago a partir de la hora 41, fortaleciendo los incentivos para cumplir con la nueva jornada”, refiere el estudio firmado por Arely Medina e Iván Arias, integrantes del área de Estudios Económicos de Banamex. No obstante, Sales Boyoli, miembro de la ANADE y experto en relaciones laborales, considera que el impacto será más acotado y parte de una tendencia global inevitable. La actual Ley Federal del Trabajo (LFT) establece una jornada máxima de 48 horas semanales, distribuida en seis días con un día de descanso obligatorio, aunque en la práctica, más de 25% de la población ocupada trabaja más de 48 horas a la semana. La iniciativa que está en manos del Congreso propone reducir la jornada a 40 horas semanales, por medio de esquemas de 5 días de 8 horas, con 2 días de descanso obligatorio, preferentemente sábado y domingo. Los salarios se mantendrían sin cambios, lo que incrementará el costo por hora trabajada para las empresas, sostienen los expertos. De acuerdo con el análisis de Banamex, el mayor reto lo enfrentan las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que generan el 65% del empleo y el 40% del PIB. La reducción sin ajuste salarial elevará 20% el costo por hora trabajada, y puede generar: – Una caída del PIB entre 0.3 y 1 punto porcentual. – Un aumento en la inflación de entre 0.1 y 0.4 puntos porcentuales. – Pérdida de empleos formales y un eventual traspaso a la informalidad. A pesar de que la iniciativa contempla subsidios, estos aún carecen de diseño claro. Se han planteado incentivos fiscales, créditos blandos y programas de digitalización, pero persiste la duda sobre su efectividad, especialmente en sectores informales como comercio y construcción. Para Sales Boyoli, la preocupación por un salto en la informalidad está desproporcionada. “Ya más del 53% de los pequeños y medianos empleadores están en la informalidad. La reforma no será determinante en su crecimiento”, afirma el experto en temas laborales a nivel internacional. Además, matiza que muchas empresas ya operan bajo la llamada “semana inglesa” de 40 horas, por lo que el impacto será más limitado de lo que sugiere Banamex: “Muchas compañías ya trabajan bajo la semana inglesa. Esas no van a sufrir”. Desde su perspectiva, la iniciativa alinea a México con estándares internacionales —como los de la OCDE—, por lo que más que un riesgo, representa una modernización pendiente. En mayo de 2025, la OCDE expresó su respaldo a la reducción de la jornada laboral en México a 40 horas semanales y destacó sus beneficios en salud, bienestar y productividad. Durante el Foro por las 40 Horas, el representante del organismo en México, Mario López Roldán, afirmó que esta medida es clave para equilibrar la vida personal y laboral, reducir desigualdades y mejorar la calidad de vida. Señaló que México tiene el mayor desequilibrio entre trabajo y vida privada de los países miembros, con una de las jornadas más extensas. La OCDE llamó a no postergar la reforma y ofreció apoyo técnico para su implementación. Uno de los puntos críticos es el costo de las horas extra, que en México son de los más altos del mundo (pago doble y triple). La reforma contempla reducir el límite de horas extra de 12 a solo 5 por semana, lo que afectará a sectores con horarios irregulares, como manufactura u hospitales. Sales Boyoli sugiere que esta reforma puede ser una oportunidad para equilibrar el sistema: “El sector empresarial tendría que lograr una moneda de cambio similar a lo que logró con los topes a la PTU en la reforma del outsourcing”, señala. Una posibilidad sería reducir el costo legal de las horas extra a esquemas más comunes en otros países (pago sencillo o con recargos menores), lo que ayudaría a compensar el aumento en costos laborales. La OCDE ha recomendado a México avanzar hacia una jornada de 40 horas para mejorar el bienestar y la productividad laboral. Aunque México aún no ha ratificado el Convenio 47 ni la Recomendación 116 de la OIT sobre límites de jornada, la tendencia internacional es clara. Así se evidencia con los siguientes ejemplos: Chile: reducción gradual de 45 a 40 horas entre 2025 y 2028, con subsidios fiscales. Los estudios señalan mejoras en bienestar, aunque con presión sobre el empleo y una caída estimada del PIB de 0.2 a 0.4%. Francia: la jornada de 35 horas aumentó la productividad por hora, pero elevó costos laborales y afectó la competitividad de las pymes, que generó un impacto inflacionario inicial. España: proyectos piloto de semanas de 32 horas mostraron mejoras en concentración y equilibrio personal-laboral, aunque aún no son generalizados. Oficialmente, se aprobó la reducción de la jornada a 37.5 horas semanales en todos los sectores, pero todavía falta la votación para que entre en vigor este mismo año. Grecia: recientemente regresó a jornadas de 48 horas y alegó caída de productividad, lo que alerta sobre los riesgos de avanzar sin una estrategia sólida de productividad. Sales Boyoli advierte que el debate sobre las 40 horas no debe perder de vista el futuro envejecimiento de la población y la reducción de la tasa de natalidad. México tendrá cada vez menos jóvenes en edad de trabajar. Esta perspectiva de largo plazo contrasta con el enfoque actual del Gobierno, que, según el experto, impulsa la reforma con capital político más que con visión estratégica. El gobierno federal fijó como meta que la jornada de 40 horas sea efectiva antes de enero de 2030, de manera gradual. Los foros con los distintos sectores se llevaron a cabo, para reunir las propuestas e inquietudes de empresarios y trabajadores, y todavía se requiere su aprobación plena en el Congreso. Con información de Alejandro Bazán
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