Recortes de tasas y déficits presionan al dólar rumbo a 2026
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El dólar atraviesa un cambio de ciclo. Tras un periodo de fortaleza prolongada que se interrumpió con el arribo de Donald Trump al poder, los analistas anticipan que la divisa estadounidense enfrentará un debilitamiento gradual durante 2026 , en medio de menores diferenciales de tasas, crecientes dudas sobre la sostenibilidad fiscal de Estados Unidos y un reacomodo global en los flujos de capital.
Factores de su fortaleza y su caída
Escenario 2026 ¿Qué pasará con otras monedas como el euro? ¿Cómo afectará a México?
De acuerdo con HSBC, el índice del dólar (DXY), que ha oscilado en torno a lo 98.5 puntos, “aún podría debilitarse un poco más antes de repuntar hacia inicios de 2026”, limitado por la incertidumbre fiscal y comercial, así como por el ciclo de recortes de la Reserva Federal . Por su parte, J.P. Morgan advierte en un reporte que “el ciclo virtuoso que sostuvo la apreciación del dólar —basado en tasas altas, crecimiento resiliente y flujos hacia activos estadounidenses— comenzó a fracturarse” ante una menor ventaja de rendimiento y déficits gemelos más amplios; es decir, la concurrencia de un déficit comercial y otro fiscal. Durante 2025, el dólar mostró señales de agotamiento. “En la primera mitad del año fue presionado por la aversión al riesgo y el tono restrictivo de la Fed, pero hacia el segundo semestre el avance de las negociaciones comerciales y una menor percepción de riesgo global limitaron su debilitamiento”, explica Janneth Quiroz, directora de análisis económico de Monex. De cara a 2026, señala, “la depreciación del dólar podría limitarse ante un crecimiento económico aún sólido en Estados Unidos y una inflación persistente que podría motivar a la Fed a moderar los recortes y brindar soporte a la divisa”. Sin embargo, UBS sostiene que la tendencia estructural sigue apuntando a un dólar más débil y recomienda a los inversionistas “reducir su exposición excesiva al billete verde”, dado que el cierre del ciclo de alzas y el estrechamiento de diferenciales de tasas favorecen una rotación hacia otras divisas. Los estrategas coinciden en que el dólar podría entrar en una fase de corrección ordenada. HSBC estima que el repunte esperado a comienzos de 2026 será limitado, mientras que UBS proyecta un euro más fuerte y una canasta de monedas avanzadas —como el dólar australiano o el noruego— beneficiándose de mejores condiciones fiscales y de crecimiento. J.P. Morgan, en tanto, considera que el nuevo equilibrio cambiario estará marcado por una mayor dispersión en la cual “el dólar seguirá siendo relevante, pero sin el dominio que tuvo durante la década pasada”. “Una desaceleración más marcada o un repunte en las tensiones comerciales reforzarían el sesgo bajista”, advierte Quiroz, quien también subraya que el comportamiento del dólar dependerá del tono que adopte la Fed frente a una inflación aún resistente. De hecho, en su última decisión, la Reserva Federal recortó su tasa de referencia a un rango de 3.75%–4.00% , en una decisión dividida que reflejó posturas encontradas dentro del comité. Y aunque el banco central reconoció mayores riesgos a la baja para el empleo y la inflación, su presidente advirtió que un nuevo recorte en diciembre no está garantizado. El entorno de convergencia monetaria favorece al euro, que podría alcanzar los 1.23 dólares en junio de 2026, según las proyecciones de UBS. HSBC añade que la estabilización política en Francia y la pausa del Banco Central Europeo permitirán que la moneda única se dirija “lentamente al alza” durante el próximo año, aunque sin un rally prolongado. Asimismo, el banco suizo identifica oportunidades en divisas vinculadas al crecimiento regional, como el dólar australiano y el noruego, impulsadas por condiciones fiscales más equilibradas y un entorno de mayor apetito por riesgo. Un dólar más débil tiene implicaciones mixtas para México, según los especialistas. Por un lado, “reduce la competitividad de las exportaciones y disminuye el poder adquisitivo de las remesas, especialmente si el mercado laboral estadounidense muestra debilidad”, explica la especialista de Monex. Sin embargo, agrega que la resiliencia del comercio bilateral y el trato preferencial derivado del T-MEC mitigan parte de ese efecto. Para Quiroz, “la fortaleza del peso podría moderarse gradualmente en 2026, especialmente si la economía y el mercado laboral estadounidense recuperan dinamismo y la Fed adopta un tono más restrictivo”. Aun así, prevé que un entorno de menor incertidumbre comercial y flujos sólidos de inversión extranjera directa mantendrán la estabilidad macroeconómica del país. En cuanto a la estrategia de los inversionistas, Quiroz sugiere una exposición moderada al riesgo y diversificación de portafolios, aprovechando un diferencial de tasas estable entre México y Estados Unidos. “Un peso menos volátil y una mayor visibilidad comercial podrían respaldar los flujos de inversión extranjera, mientras que activos que protejan ante eventuales episodios de volatilidad ganarán relevancia”.
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