Recetario tradicional: ¿Por qué el caldo de pollo es la penicilina mexicana?

No hay platillo que evoque tanto el cobijo de una madre, el calor de hogar o el descanso de una enfermedad como el caldo de pollo. En México, este platillo trasciende lo culinario: es medicina, es ritual, es historia. Lo sirven en fondas, lo preparan las abuelas al primer estornudo, y aunque sus ingredientes son modestos —pollo, ajo, cebolla, verduras y epazote—, su poder simbólico es inmenso.

La expresión “caldito de pollo para el alma” no es casualidad. Está respaldada por la costumbre, pero también por la ciencia. Según un estudio publicado por Chest Journal, el caldo tiene propiedades antiinflamatorias leves que ayudan a mitigar los síntomas del resfriado, hidrata, aporta electrolitos, y su temperatura cálida calma las vías respiratorias. Además, su facilidad de digestión lo convierte en un alimento ideal para quienes se recuperan de una enfermedad.

Un remedio con sabor a infancia

Aunque cada región del país lo adapta a su estilo —con arroz en Yucatán, con garbanzos en el Bajío o con chile en polvo en el norte—, en todas partes el caldo de pollo representa una misma cosa: cuidado. En muchas casas se prepara con hierbas como epazote, yerbabuena o incluso hoja de aguacate, todas con reputación medicinal en la medicina tradicional.

En entrevista, la chef Carmen “Titita” Ramírez Degollado, originaria de Veracruz, comenta: “Cuando uno se siente mal, el cuerpo no aguanta grasa ni salsas. El caldito es ligero, pero está lleno de energía. Las mamás no lo dicen, pero con ese caldo también te están diciendo: ‘te quiero’”.

El caldo de pollo también es un termómetro económico. Su bajo costo, comparado con otros platillos, lo convierte en uno de los alimentos más accesibles para grandes familias. De un solo pollo se pueden alimentar hasta seis personas si se acompaña de arroz y tortillas, por eso sigue siendo un básico en la dieta popular mexicana. Durante épocas de crisis -como en la pandemia-, fue uno de los platillos más preparados en los hogares del país.

Propiedades del caldo de pollo

Más allá del mito familiar, el caldo de pollo posee beneficios comprobados que lo colocan como un alimento terapéutico. Estas son sus propiedades más relevantes:

Antiinflamatorio natural: Un estudio del American College of Chest Physicians encontró que los componentes del caldo inhiben la producción de neutrófilos, responsables de la inflamación en infecciones respiratorias.

Hidratación profunda: Al ser una preparación líquida, caliente y salada, favorece la hidratación y la reposición de electrolitos, algo fundamental cuando hay fiebre o congestión.

Fácil digestión: Es ideal para personas convalecientes o con problemas gastrointestinales, ya que no irrita el sistema digestivo.

Rico en colágeno y minerales: Los huesos del pollo liberan colágeno, fósforo y magnesio al cocinarse por tiempo prolongado, lo que ayuda a fortalecer articulaciones, huesos y piel.

Efecto reconfortante: La temperatura del caldo y su textura suave tienen un efecto calmante sobre la mucosa nasal y la garganta, y según estudios, puede incluso mejorar el estado de ánimo.

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