Quince días con el mundo en vilo

Donald Trump se ha dado 15 días para una decisión que puede ser la más importante de su vida. Quizás de nuestras vidas. Según una vieja y acertada sentencia, se sabe cómo empiezan las guerras, pero nunca cómo terminan. Cualquier imprevisto puede cambiar su curso y convertir las victorias en derrotas. El momento actual es trágico, con el mundo pendiente de un personaje amoral, al que no adorna ninguna virtud cívica, política o intelectual. Él solo decidirá si mantiene su inverificada vocación de pacificador o prefiere convertirse en un presidente en guerra. Es decir, si opta por la vía diplomática o por el lanzamiento de bombas de 14 toneladas sobre la instalación subterránea de Fordow, donde Irán enriquece el uranio, convirtiéndose así en beligerante de la nueva e imprevisible contienda en curso.