¿Qué tiene que ver el peso a 19.30 con Moody’s y el impuesto a las remesas?

Érase una vez un Big, Beautiful Bill que no gustaba a casi nadie. Este presupuesto Bello y Grandioso incluyó un impuesto del 5% a las remesas que cayó mal en México. Trajo también la propuesta de un fuerte recorte a las ayudas para gastos médicos de las personas de escasos recursos y bajas a los impuestos de aquellos que tienen mayores ingresos. No gustó a los pobres ni tranquilizó a los ricos.
¿Bello y Grandioso? La agencia calificadora Moody’s no lo ve con esos ojos. Por eso le bajó la calificación a la deuda soberana del Gobierno de Estados Unidos. El presupuesto presentado por Donald Trump incrementa el desbalance fiscal: mucho menos ingresos y mucho más gasto. Estamos hablando de que la deuda del Tío Sam se incrementaría entre 3 y 5 billones de dólares en los próximos 10 años. Esto es un promedio anual de 300,000 a 500,000 millones de dólares.
En México nos hemos concentrado en una pieza de este enorme rompecabezas presupuestal: el impuesto a las remesas. Es un pellizco del 5% a los envíos a varios países, que aspira a captar 22,000 millones de dólares anuales. Esta cantidad no hace gran diferencia para tapar un agujero de 300,000 millones, pero con la magia narrativa de Trump puede ser presentado como un impuesto patriótico, necesario para compensar los servicios públicos que utilizan los migrantes y parte de un esfuerzo de responsabilidad fiscal. Esto es falso, aunque no necesita ser cierto para implantarse: recuerden que el Big, Beautiful Bill es un acto de redistribución de la riqueza, tipo Hood Robin. Quita a los pobres para dar a los ricos.
El gravamen a los envíos de dinero nos preocupa y nos enoja o viceversa. Nos enoja porque recae en grupos que están en condiciones de vulnerabilidad y nos preocupa porque pegaría con más fuerza en algunas de las regiones más pobres de México. Quizá provoque el regreso de mecanismos de envío que son más costosos y más riesgosos para el que envía y para los que lo reciben. Son alrededor de 5 millones de hogares en México; una de cada ocho personas que viven en México. Enciende otro foco en el tablero de control porque no es un hecho aislado. El impuesto puede verse en el contexto de otras medidas muy crueles contra los migrantes. También puede verse junto a otras decisiones recientes que buscan presionar al gobierno mexicano y generan incertidumbre.
¿Qué posibilidades hay de que se elimine el impuesto a las remesas? El fin de semana pasado hubo un pequeño intento de rebelión legislativa para frenar o modificar el proyecto Bello y Grandioso que llegó desde la Casa Blanca. No prosperó y provocó la molestia de Trump. El presidente ha redoblado los esfuerzos para que se apruebe el presupuesto sin cambios sustanciales. Necesita demostrar que es Todopoderoso. Desdeña los señalamientos de Moody’s y culpa a Biden de todos los males.
¿Por qué importa el mensaje de Moody’s? Es la última de las tres grandes agencias calificadoras que reduce la calificación crediticia de Estados Unidos. El downgrade es un recordatorio de que la deuda estadounidense representa un riesgo mayor del que tenía hasta hace relativamente poco. Es una advertencia de que el Gobierno de ese país ha perdido margen de maniobra para responder en caso de emergencia o recesión. Es el aviso de que, quizá, hemos llegado al fin de una era, en la cual Estados Unidos podía tener grandes desequilibrios fiscales y eso no le afectaba en el costo de la deuda que colocaba.
Los mercados han empezado a reaccionar. Ha subido la tasa de interés de los bonos de la deuda de largo plazo de Estados Unidos y ha caído la cotización del dólar frente a otras monedas. El peso mexicano está ahora debajo de los 19.30 por dólar. Este valor no puede ser atribuible al buen desempeño de la economía mexicana. Es la expresión de la debilidad del dólar y la desconfianza en el manejo que está haciendo Donald Trump de la economía.
Con atención leo la noticia de que una delegación de legisladores mexicanos viajará a Washington para convencer a los congresistas estadounidenses de no aprobar el impuesto. Con morbo, me pregunto ¿cuántos de ellos perderán la visa en esta incursión? Tengo curiosidad de saber cómo les va en su gestión. Creo que regresarán con las manos vacías, pero los celulares llenos de fotos que ofrezcan testimonio de esta nueva gesta del turismo legislativo.
La situación en Estados Unidos está muy complicada. Los que simpatizan con los migrantes perdieron la elección. El soft power de México está en horas bajas y la relación binacional es una fábrica de fricciones. ¿Podrán convencer a los que ganaron que cancelen ingresos posibles de 22,000 millones de dólares? ¿Qué ofrecerán a cambio? ¿Qué pasará con el tipo de cambio del peso?