¿Qué sigue para Renault tras la salida de su CEO, Luca de Meo?

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Durante un cuarto de siglo, Renault y Nissan compartieron un destino común. La alianza firmada en 1999 entre la francesa y la japonesa fue, en su momento, una fórmula visionaria: Renault rescataba a una Nissan sumida en crisis, y a cambio ganaba acceso a Asia. Pero los tiempos han cambiado. Y mientras Nissan busca sobrevivir, Renault parece se despide de uno de sus artífices del renacimiento: Luca de Meo . La automotriz francesa confirmó este domingo la salida de su CEO, quien dejará el cargo en julio para asumir un nuevo reto profesional fuera del sector. Aunque Renault no reveló su próximo destino, el diario Le Figaro adelantó que De Meo será el nuevo director general del grupo de lujo Kering, propietario de marcas como Gucci, Yves Saint Laurent y Balenciaga. La partida de De Meo marca el fin de un ciclo que comenzó en uno de los momentos más oscuros para Renault. Proveniente del Grupo Volkswagen, el ejecutivo italiano asumió el timón de la compañía en 2020, cuando la pandemia había hundido las ventas y generado pérdidas históricas. Cinco años después, deja una empresa transformada, con finanzas saneadas y una nueva visión estratégica. “Creo que Renault Group se encuentra en la ‘liga de campeones’, especialmente en lo que respecta a los grandes desafíos que enfrenta la industria, como la descarbonización, los vehículos eléctricos y el software”, dijo De Meo en octubre pasado.

La transformación de Renault Un vistazo al futuro

La base de esa transformación fue el plan Renaulution, estructurado en tres fases: Resurrección, Renovación y Revolución. La primera etapa (2021-2023) permitió a la firma volver a la rentabilidad tras perder 8,046 millones de euros en 2020. En 2023, el grupo reportó un ingreso neto de 2,315 millones de euros. Para 2024, previó un margen operativo de al menos 7.5% y un flujo de caja libre superior a 2,500 millones de euros. Bajo el liderazgo de De Meo, Renault priorizó la electrificación, la eficiencia operativa y las alianzas estratégicas fuera de Europa. En vez de aferrarse a una alianza desgastada con Nissan, la automotriz francesa tejió nuevos lazos en China, Arabia Saudí y Estados Unidos. “Nuestro objetivo es posicionarnos como líderes globales en software para vehículos eléctricos y afrontar el desafío que representan nuestros competidores, tanto de Occidente como de Oriente, con la intención de superarlos”, afirmó el ejecutivo en el pasado Salón del Automóvil de París. Las cifras respaldan esa ambición. En 2024, Renault Group aumentó sus ventas globales 1.3%, alcanzando 2,264,815 unidades. Todas sus marcas crecieron: Renault vendió 1,577,351 vehículos (+1.8%), Dacia 676,340 (+2.7%) y Alpine 4,585 (+5.9%). En mercados clave fuera de Europa, como Brasil y Corea del Sur, la firma también registró avances notables, con crecimientos del 10% y 80.6%, respectivamente. Modelos como el Kardian y el Grand Koleos, desarrollados sobre la nueva plataforma Renault Group Modular (RGMP), fueron clave en ese desempeño. La estrategia también incluye la diversificación tecnológica. Renault apostó por siete nuevos modelos electrificados para 2025, incluyendo el Renault 4 E-Tech, el Dacia Bigster y el Alpine A390, además de un sistema híbrido-hidrógeno, el Ampère, con hasta 1,000 km de autonomía. “Creo que es ahora la mejor línea de productos que ha tenido la compañía en los últimos 30 años”, declaró De Meo. “Para mí, está claro que los vehículos eléctricos serán una parte fundamental del futuro, aunque, como siempre hemos sostenido, no serán la única solución”. Consciente de que los motores tradicionales aún tienen un papel, Renault selló una alianza con Geely para fundar HORSE Powertrain Limited., enfocada en motores híbridos y de combustión interna. También firmó acuerdos con Aramco para trabajar en combustibles sintéticos y con empresas tecnológicas como Qualcomm y Google para potenciar su software. “Nuestro enfoque no es solo en electrificación, sino en soluciones que sean viables para cada región del mundo”, señaló Luiz Pedrucci, presidente de Renault para América Latina. “Los motores a combustión creo que van a ser parte de nuestra vida por muchos años más”. Este impulso contrasta con la situación de Nissan, que enfrenta una crisis financiera y recortes globales. La automotriz japonesa, que en su momento fue rescatada por Renault, ahora atraviesa una reestructura financiera para recuperar competitividad. Como parte del plan de reestructura, Nissan eliminará 20,000 empleos en todo el mundo y reducirá su capacidad de producción anual de 5 millones a 4 millones de unidades para el año fiscal 2026. De las 17 fábricas que Nissan tiene en el mundo, siete están bajo análisis para cierre definitivo, según reportes del diario Nikkei. La relación entre ambas compañías comenzó a fracturarse con la caída de Carlos Ghosn, arrestado en 2018 por presuntas irregularidades financieras. Su posterior fuga a Líbano dejó una estela de desconfianza que ningún CEO posterior pudo reparar por completo. En los últimos años, Renault ha reducido su participación operativa en Nissan. En 2025, Renault y Nissan acordaron relajar su alianza, ajustando sus participaciones cruzadas y reduciendo el compromiso de bloqueo a un 10% (anteriormente 15%). Ahora, con la inminente salida de De Meo y las señales claras de una ruptura definitiva, todo indica que Renault escribirá un nuevo capítulo sin su histórica aliada japonesa. La fase final del plan Renaulution, denominada Revolución, busca consolidar a la firma como líder en software, conectividad y movilidad inteligente. “Es un desafío enfrentar competidores chinos tan fuertes en estos campos, pero vemos esto como una evolución normal del mercado. Para nosotros, lo importante es adaptarnos, innovar y construir alianzas estratégicas”, expresó Bruno Vanel, vicepresidente del Grupo Renault.

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