Pregunta para Banxico: ¿Qué importa más, la inflación o el crecimiento?

La economía no crece y la inflación repunta. El PIB en el primer trimestre creció 0.2% respecto al último trimestre del 2025, mientras que la inflación en la primera quincena de mayo fue 4.22% anualizada.
¿Qué tanto deberíamos de preocuparnos? Los datos no son de pánico, pero sí deprimen. El crecimiento de 0.2% alcanza para evitar que los expertos decreten una recesión técnica, pero nos deja claro que la economía tiene un desempeño anémico, especialmente cuando ponemos el foco en la generación de empleo formal; en las actividades industriales y el desempeño de los estados del sur, donde ya se evaporó el efecto de las cuantiosas inversiones del sexenio pasado, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas.
La inflación de 4.22% sería la envidia de Argentina o Turquía (que aspiran a tener cerca de 30% anual), pero es un mal dato para México. Malo para los objetivos de políticas públicas y peor para millones de personas que padecemos la inflación en la vida cotidiana: está en los alimentos, en los servicios y en las medicinas, por ejemplo.
El registro de la primera quincena de mayo queda fuera del rango objetivo del Banco de México. La inflación debe estar en 3%, más/menos 1%. Con el 4.22%, se rompe una “buena racha” que comenzó apenas en la segunda quincena de diciembre de 2024. En ese momento, la inflación quedó abajo de 4%, por primera vez desde marzo de 2022, cuando empezó la espiral inflacionaria de la pospandemia.
¿Podemos decir que la inflación está de vuelta? Sí. Hay presión inflacionaria interna, en el mercado laboral, en los servicios y en algunos bienes importados. Hay también presión inflacionaria en factores relacionados con el clima y el estrés hídrico. Es un hecho que las sequías traerán malas cosechas y alzas en precios para productos del campo.
El contexto internacional no ayuda. Por todos lados suenan tambores proteccionistas. En primer plano está la guerra comercial entre Estados Unidos y China, pero tenemos también la reconfiguración de las cadenas de valor. Las restricciones a la entrada de productos de China tendrán muchas ventajas, pero producirán alzas de precios en algunas cadenas productivas. Quizá volveremos a escuchar de problemas de abasto o de escasez de productos. Incertidumbre y especulación a la vista.
De cara a las presiones internas y los nuevos escenarios internacionales, tenemos a un Banco de México que se está distrayendo de su único mandato, que consiste en combatir la inflación.
Los comunicados del Banxico indican que en el banco central están más preocupados por la evolución del PIB y la pérdida de dinamismo de la economía que por lo que pase con el Índice Nacional de Precios al Consumidor. En lo que va del 2025, ha habido tres decisiones de política monetaria. En cada una de ellas se ha bajado la tasa de interés de referencia en medio punto porcentual. A mediados del año pasado, estaba en un altísimo 11.50. Ahora estamos en 8.50. En camino parece estar un nuevo recorte de medio punto. Con esto, la tasa de interés pasaría a 8.00%. Seguimos con tasas reales que son muy superiores a la inflación. La pregunta es: ¿con 8 u 8.5% son suficientemente altas para enfriar las presiones inflacionarias?
En los documentos que acompañan las decisiones del Banxico, se reconoce que hay riesgos inflacionarios y problemas en el desempeño económico. Al final, en la balanza ha pesado más la Paloma que el Halcón. Es más fuerte la intención de activar la economía que las ganas de mandar un mensaje contundente en el sentido de que el Banco de México se enfocará en cumplir con su único mandato.
¿Cuál es el problema? Es verdad que el desempeño de la economía es malo. Crecimos menos de 1% en el sexenio pasado y el PIB del primer semestre de Sheinbaum está en números rojos, pero no le corresponde al Banco de México resolverlo. Para el crecimiento, el Estado mexicano tiene otras instituciones y herramientas: la Secretaría de Economía, la banca de desarrollo y otras dependencias que atienden agendas o sectores específicos: Agricultura, Turismo, Infraestructura… hasta la Secretaría de Hacienda.
¿Debe el Banco de México hacer la chamba que corresponde a otros? Esa es la cuestión.