Por qué el Día de Muertos celebra el amor y no la muerte; estas son las razones

Por qué el Día de Muertos celebra el amor y no la muerte; estas son las razones

<![CDATA[

Más que una conmemoración fúnebre, el Día de Muertos es una fiesta que celebra el amor, la memoria y el lazo que une a los vivos con quienes han partido, recordando que la muerte no rompe los afectos, solo los transforma en presencia y en recuerdo. En México, esta tradición —reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad — no gira en torno a la pérdida, sino a la certeza de que, al menos una vez al año, los difuntos regresan a casa para convivir con sus seres queridos. De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural , esta es “una de las fiestas más emotivas de México”, porque se honra la memoria de quienes ya no están, pero se les recibe con alegría, comida y luz. Los hogares se llenan de color con flores, velas y aromas que forman un puente simbólico entre dos mundos: el de los vivos y el de los muertos.



Una tradición que une mundos El Día de Muertos tiene raíces que se remontan a las civilizaciones mesoamericanas. Según la
UNAM , para culturas como la mexica o la maya la muerte no era un final, sino una transformación. Los mexicas creían que las almas emprendían un viaje hacia el Mictlán, el lugar del descanso eterno, donde atravesaban nueve niveles hasta fundirse con la naturaleza. En este tránsito, el alma era acompañada por un perro pardo, símbolo de guía espiritual y compañía eterna. Con la llegada del catolicismo, estos rituales se fusionaron con las celebraciones de Todos los Santos y Fieles Difuntos, generando una tradición única que mezcla la cosmovisión prehispánica y las creencias cristianas. Hoy, los altares representan esa unión: cada elemento tiene un significado y una intención amorosa hacia los que regresan.
Un calendario para recordar con afecto Aunque las fechas principales son el 1 y 2 de noviembre, la celebración inicia el 28 de octubre, día en que se recuerda a quienes murieron de forma trágica. 30 y 31 de octubre: se dedican a los niños que fallecieron sin bautizo. 1 de noviembre: Día de Todos los Santos, en honor a los “muertos chiquitos”. 2 de noviembre: Día de los Muertos, dedicado a los adultos. Cada fecha es un gesto de cariño, un llamado para que las almas encuentren su camino de regreso al hogar.
El altar: un acto de amor tangible El altar o ofrenda es la manifestación más visible de este amor que trasciende la vida. De acuerdo con el Gobierno de México, sus elementos simbolizan tanto la unión familiar como la fusión de creencias que dio origen a la festividad: Veladoras y cirios: representan la luz que guía y da esperanza. Incienso o copal: purifica el ambiente y aleja lo negativo. Agua: calma la sed del alma tras su largo viaje. Sal: protege al espíritu durante su estancia entre los vivos. Flor de cempasúchil: con su color y aroma, marca el camino hacia la ofrenda. Pan de muerto: evoca el ciclo de la vida y la muerte. Frutas y alimentos favoritos: gesto de afecto y bienvenida. Calaveritas: antiguamente cráneos reales, hoy hechas de azúcar, chocolate o amaranto. Papel picado: aporta color y simboliza el aire, uno de los cuatro elementos de la naturaleza. Fotografías: son el corazón del altar; representan a quienes se espera recibir. Cada objeto refleja una intención amorosa. Nada se coloca al azar: todo está dispuesto para recibir, alimentar y acompañar a los que vuelven.
El amor como motor de una tradición viva Para la UNAM, el Día de Muertos no solo es una herencia cultural, sino una práctica que fortalece la identidad y la cohesión social. En lugar de negar la muerte, la cultura mexicana la integra como parte de la vida, transformando el duelo en recuerdo, el miedo en ternura y la ausencia en presencia. De Mixquic a Janitzio, de Oaxaca a Pátzcuaro, las familias se reúnen con flores, velas y música. Algunas velan en los panteones, otras levantan altares en casa, pero todas comparten el mismo propósito: mantener viva la memoria de quienes amaron. Así, cada Día de Muertos, México celebra el amor en su forma más pura: aquel que ni el tiempo ni la muerte pueden borrar.

]]>

admin