Por el bien de todos, primero los trenes

Cuando López Obrador era Jefe de Gobierno y la actual presidenta, Claudia Sheinbaum, Secretaria de medio ambiente de la Ciudad de México, critiqué la decisión de que el gobierno construyera con recursos propios y no con inversión privada el segundo piso del periférico. En aquella ocasión saqué un artículo que titulé “Por el bien de todos, primero los coches”. La ciudad tenía muchas necesidades de mantenimiento de infraestructura y había inversión privada para hacer el segundo piso, como lo hizo Marcelo Ebrard, pero López Obrador tenía el capricho político de hacerlo y lo hizo.
Lo mismo pasó con la construcción del Tren Maya, en el que se invirtió por parte del gobierno casi un billón de pesos, que podrían haberse invertido en educación, salud o infraestructura en calles, banquetas, iluminación, parques y áreas verdes o en limpieza de ríos, barrancas, bosques o reparación de carreteras que están hechas pedazos.
Claudia Sheinbaum, como buena copia de López Obrador, ahora quiere la construcción de los trenes a Pachuca y Querétaro con una inversión pública de más de 300,000 millones de pesos en su primera etapa. En el caso del Tren Maya era difícil conseguir inversión privada porque es un proyecto que no tiene viabilidad financiera, pero en el caso de los trenes a Pachuca y Querétaro si es posible conseguir la inversión privada, por lo que es un desvío innecesario de recursos públicos para la construcción de los trenes.
Parece que la esencia de la 4T y de su segundo piso, más allá de los programas sociales, son los trenes. Piensan y quieren que eso identifique a su gobierno, sin embargo, si de lo que se trata es de reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida de los mexicanos, los trenes no logran ninguno de esos objetivos. Emulan al gobierno de Porfirio Díaz que impulsó los ferrocarriles y se olvidó de la educación y la pobreza.
Lo que queda claro es que ni López Obrador ni Claudia Sheinbaum entienden que para que la gente pueda salir de la pobreza y tenga mejor calidad de vida, además de mayores ingresos y subsidios sociales, necesita mejor educación, acceso seguro a la salud y servicios públicos dignos, calles asfaltadas, banquetas, agua potable, iluminación, parques, áreas verdes y acceso al deporte y la cultura. Igualmente para que el país se pueda desarrollar, se requiere infraestructura de calidad y está se encuentra en pésimas condiciones y los presupuestos asignados no son suficientes para recuperarla.
Un porcentaje muy alto de la población, probablemente más del 50 %, carece de servicios públicos dignos y toda la infraestructura del país está deteriorada, carreteras, parques, áreas verdes, bosques, ríos. El gobierno federal podría argumentar que mucha de esa infraestructura es responsabilidad de los estados y los municipios, tiene razón, pero estos no tienen, ni tendrán nunca, los recursos para revertir esa situación, el gobierno federal es el único que cuenta con esos recursos, pero parece que le sobran los recursos y se dedica a construir trenes.
En lugar de construir trenecitos, todos esos recursos deberían canalizarse a mejorar la infraestructura de los pueblos y colonias donde vive la gente, pero para eso se requeriría un verdadero gobierno de izquierda social y no un gobierno populista como el que representa Claudia Sheinbaum.