Pollution Pods: La instalación que incomoda al Cervantino con el aire del mundo
En el corazón del Festival Internacional Cervantino (FIC) 2025, la instalación “Pollution Pods” del artista escocés Michael Pinsky se ha erigido como la pieza más incómoda y necesaria de la edición. Cinco geodas interconectadas, instaladas en Los Pastitos, replican la temperatura, los aromas y, de forma contundente, la calidad del aire de algunas de las ciudades más contaminadas del mundo, obligando a los visitantes a confrontar la crisis climática a través de su propia respiración.
La obra, supervisada por Pinsky y su equipo, busca trasladar el cambio climático de una amenaza distante a una experiencia vívida. “Quería hacer algo que no mirara cosas como el aumento del nivel del mar o el derretimiento de los glaciares, porque está demasiado lejos de la experiencia vivida de las personas, así que lidiar con la contaminación del aire es algo con lo que casi todos tenemos que vivir”, dijo el artista a El Economista.
Un viaje sonoro y sensorial por la contaminación
La instalación sumerge a los visitantes en un viaje que comienza con una geoda de referencia, equiparada a la calidad del aire de Guanajuato capital (aproximadamente 41 puntos en el Índice de Calidad del Aire, AQI, considerado moderado) o Londres, Reino Unido. A partir de ahí, las condiciones se deterioran drásticamente.
Nueva Delhi, India, es calificada por Pinsky como “el peor de todos,” esta cápsula replica el calor y una contaminación que puede alcanzar los 400 puntos AQI. “El ambiente es sofocante y el aroma, peculiarmente ácido, se asemeja al desecho industrial”, explica el autor a este medio mientras hace algunos ajustes a la instalación.
Luego tenemos a Beijing, China, aquí se replica la atmósfera invernal, donde, además de la contaminación habitual, se perciben notas de leña y carbón quemado para calefacción, una atmósfera que puede alcanzar fácilmente los 200 puntos AQI. Por último, Sao Paulo, Brasil muestra una contaminación distinta. El calor es notable, y el ambiente, generado con humidificadores especiales, despide un aroma cítrico y frutal. Este peculiar olor se debe a la transición de la ciudad a biocombustibles como el bioetanol.
Cada domo incluye pantallas que reflejan la calidad del aire histórica de la ciudad, basada en datos en tiempo real (utilizando la escala AQI y la aplicación Plume), lo que subraya la base científica del performance.
Enlace imagenFoto: Nelly Toche
Incomodar para reflexionar
El principal objetivo de Pinsky es incomodar a la audiencia. “Si yo no pude aguantar 3 segundos en una cápsula en la que se supone que es el día a día de miles de personas, ¿por qué ellos deberían estar soportando estas condiciones tan extremas?”, es la pregunta que se plantea al salir de la instalación.
Alicia Gama, arquitecta y facilitadora del British Council en el proyecto, destacó que el impacto es la parte más poderosa. “Mi parte favorita, definitivamente, es cuando salimos a Guanajuato y dices, ‘Okay, yo no podría afirmar que estamos mejor que Noruega… pero definitivamente se siente el impacto y creo que ese es mi parte favorita, sentir el aire y poder reflexionar un poco qué estamos haciendo con respecto a la calidad del aire”.
Otra de las facilitadoras, Paola Aguilar, subrayó la correlación entre el aire y el desarrollo humano. “La calidad del aire estrictamente está relacionado con tu desarrollo como persona tanto en tu salud física como en tu salud mental,” siendo un índice alto (cercano a 500 AQI) un factor perjudicial para el desarrollo incluso neurológico.
La catarsis del público
La respuesta de los visitantes ha sido de asombro y profunda reflexión. Al salir de las cápsulas, la sensación de bienestar al respirar el aire de Guanajuato es ineludible.
“Sí me gustó y sí crea conciencia porque muestra cómo otros países están todos contaminados, cuando estás dentro empiezas a extrañar tu hábitat, tu aire natural y crea consciencia de cómo está mi estado a diferencia de otros ” comentó Sayuri Hernández García, visitante de la exposición.
Otra asistente, Alma Susana Hernández García, enfatizó que la obra es un llamado urgente: “Llega un momento en que dices, ‘No puedo respirar bien, no puedo ver ni siquiera bien.’ Sales de las burbujas a tu entorno y te das cuenta de que tenemos mucho que cuidar… estamos a tiempo de dejar un buen lugar para nuevas generaciones”.
De esta forma, Michael Pinsky no solo trajo una muestra de la polución global al corazón cultural de México, sino que ofreció una oportunidad tangible para que el público se sensibilice y se comprometa con la acción ambiental. La instalación se convierte así en un espejo de nuestra responsabilidad colectiva, demostrando que el aire, nuestro recurso más fundamental, está en riesgo.



