Planificación estratégica, ¿Cómo elegir el rumbo que queremos tomar?

La planificación estratégica se ha vuelto fundamental en la vida académica, profesional, personal y cotidiana de las personas, es aquel esfuerzo que está coordinado para definir el rumbo que cada individuo quiere tomar. Es decir, es el arte de ver a dónde se quiere llegar, cómo se va a lograr, y qué recursos se van a utilizar. Con ello, se logra trazar un mapa claro para el futuro, ver hacia dónde nos dirigimos y cómo vamos a llegar a ese punto que deseamos.

En la vida profesional es un proceso de suma importancia, porque la planeación, organización, dirección y control, son el punto de partida, ya que permite definir muy bien qué es lo que se quiere, dónde estamos, enfocar nuestros recursos, enfocar nuestros esfuerzos.

“Puedes tomar decisiones más firmes. También te ayuda mucho a enfrentar todos esos cambios que estamos teniendo en un entorno que es como el entorno ‘vuca’, que es volátil, incierto. Y también evita que, de pronto, por estar cambiando rumbos estés gastando de más. Es esencial que tú tengas una planeación estratégica en cualquier organización, en cualquier negocio y, sobre todo, en tu vida”, explicó la Dra. Ludivina Amalia Herrera Luque, rectora de la Universidad Latinoamericana (ULA), Campus Valle.

La planeación estratégica tiene elementos similares en el ámbito personal y profesional. Sin embargo, en qué los aplicamos puede cambiar. Hacer una planeación estratégica para una empresa no es lo mismo que hacerla para una carrera profesional o vida personal. Por ello, es importante tener claro qué elementos son los que se utilizan, y lo más importante, tener claro cuál es la planeación estratégica personal que tiene qué encajar eventualmente en la planeación estratégica de tus estudios en general, de tu trayectoria.

Misión, visión y valores, tres pilares fundamentales

“Lo más importante es que tú tengas claro tres cosas: cuál es tu misión, cuál es tu visión y cuáles son tus valores. Entendiendo que la parte de misión es tu propósito, es decir, ‘qué es lo que tú quieres’, ‘para qué vives’, ‘qué es tu esfuerzo’, cuál es el objetivo principal de lo que haces. La parte de Visión es un futuro deseado. ‘dónde quieres que te vean’, ‘dónde quieres que te reconozcan en el futuro inmediato’ y básicamente es el destino al que quieres llegar”, afirmó Herrera Luque.

Asimismo, hay dos elementos más que es muy importante tenerlos en mente, pues tienen que ver con establecer los objetivos de una forma. Los americanos establecieron esta palabra SMART, por las siglas en inglés, específicos, medibles, alcanzables, con un responsable y un tiempo asignado, explicó la doctora.

Como elemento, también se considera muy importante en la planeación estratégica el análisis, que en español se llama FODA, el cual ayuda a detectar las fuerzas, oportunidades, debilidades y amenazas. A partir de esto, la parte de las fuerzas y debilidades son elementos positivos, y las amenazas, es lo negativo. De esta forma, se pueden detectar los obstáculos en el camino hacia los objetivos.

Es importante mencionar que existen diferentes teóricos que hablan de un análisis que tiene que ver con todos estos elementos en conjunto. Los objetivos, las metas, las estrategias, los planes y las acciones, considerando de lo más genérico y lo más amplio, hasta un paso muy concreto que nos lleve a ir cumpliendo todos los pasos, ampliando cada vez el resultado.

Por otra parte, en un estudio elaborado por la Universidad de Harvard a lo largo de una generación que fue evolucionando durante 10 años (desde que se graduaron hasta que alcanzaron 10 años de trayectoria profesional), se les preguntó cuántos de ellos tenían sus objetivos claros cuando estudiaron en la universidad. Sorpresivamente, se descubrió que del 100%, 85% no habían planeado nada, pues pensaban que el estar en la universidad más prestigiosa de Estados Unidos les aseguraría el éxito.

Finalmente, es de suma importancia (sobre todo si es una planeación personal) que se monitoreen los avances y sean alineados con lo que se realiza todos los días, es decir, que conecte con acciones concretas que nos dirijan de la acción al plan, del plan a la estrategia, de la estrategia a la meta, y de la meta al objetivo general.

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