Petardos ilegales y un autobús a un mercadillo polaco: la fiebre alemana por la pirotecnia prende en Nochevieja
El autocar arranca puntual a las nueve de la mañana. Avenida de los Cosmonautas en Marzahn, barrio de bloques soviéticos en el extremo este de Berlín. No queda un asiento libre. Cada día hace tres veces el mismo recorrido, una hora de ida y otra de vuelta por carretera hasta cruzar el río Oder, que separa Alemania de Polonia. En la otra orilla, Osinów Dolny, uno de esos mercados de frontera donde se encuentra de todo. También lo que, estos días, los alemanes buscan enfebrecidamente: petardos y fuegos artificiales caseros.
