Pemex gana oxígeno financiero, pero sin presionar deuda de México: Fitch

<![CDATA[

El nuevo respaldo financiero del gobierno federal a Pemex no cambia la situación de la deuda soberana de México. Así lo señaló Fitch Ratings , al precisar que las medidas confirman riesgos ya considerados en la calificación de la deuda nacional, ubicada en ‘BBB-’ con perspectiva estable.

Dos mecanismos de rescate El primero fue la creación del fideicomiso Eagle Funding, que emitió 12,000 millones de dólares en bonos precapitalizados. Con esos recursos se compraron bonos del Tesoro de Estados Unidos, que se prestarán a Pemex como garantía para refinanciar pasivos más costosos. Si la petrolera incumple, el gobierno mexicano deberá cubrir al fideicomiso. El segundo instrumento es el Fondo de Inversión de Pemex, con 250,000 millones de pesos (13,000 millones de dólares). Este fondo pagará a los proveedores de proyectos en curso y luego cobrará a Pemex. La banca de desarrollo y la privada lo financiarán con respaldo del Estado. Ambas medidas sustituyen el apoyo puntual por un enfoque más proactivo. Gracias a ello, Fitch elevó la calificación de Pemex de ‘B+’ a ‘BB’ el 1 de agosto. Aunque generan nueva deuda, lo hacen en condiciones más favorables y permiten agilizar pagos a proveedores para proyectos estratégicos. La agencia aclaró que
estos pasivos no entrarán en las métricas de deuda soberana porque se consideran fuera del perímetro del “gobierno general”. Solo se convertirían en compromisos directos si Pemex incumple. Sin embargo, constituyen pasivos contingentes explícitos que refuerzan la presión fiscal. El apoyo a Pemex ya impactó el balance nacional: entre 2019 y 2024 se inyectaron 60,000 millones de dólares, además de recortes fiscales. En ese tiempo la deuda del gobierno pasó de 40.8% del PIB a 54%. Aun así, la deuda financiera de Pemex apenas bajó a 100,000 millones de dólares, mientras que la deuda con proveedores subió a 23,000 millones. Fitch mantiene un ajuste de -1 nivel en su modelo de calificación soberana desde 2019 para reflejar el peso de Pemex. Por ello, considera poco probable que los pasivos contingentes provoquen nuevas rebajas, aunque advierte que una escalada de pérdidas en la petrolera podría obligar al gobierno a inyectar más recursos. Eso aumentaría la deuda soberana y reduciría la flexibilidad fiscal.
Una recuperación pendiente El beneficio del nuevo esquema dependerá de que Pemex logre mejorar su operación. El Plan Estratégico 2025-2035 busca una selección más estricta de proyectos con rentabilidad asegurada y contempla mayor influencia gubernamental tras la reforma energética de 2024. Fitch advirtió que la apuesta por la soberanía energética mantiene a Pemex enfocada en la refinación, un segmento con márgenes reducidos y alta complejidad. También persiste la duda sobre si las alianzas público-privadas en exploración y producción atraerán a compañías con la experiencia necesaria. En conclusión, el apoyo financiero actual estabiliza a Pemex, pero no resuelve el problema de fondo. Mientras la petrolera no consiga reducir pérdidas y mejorar su rentabilidad, la carga sobre las finanzas públicas seguirá latente.

]]>

admin