Pemex entierra la promesa de la gasolina a 10 pesos por litro

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La promesa de la gasolina a 10 pesos por litro , una de las banderas más recordadas de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, terminó de disiparse esta semana. Ante diputados federales, el director general de Petróleos Mexicanos ( Pemex ), Víctor Rodríguez Padilla, reconoció que la empresa estatal no puede cumplir con esa expectativa, pues el mercado de combustibles en México está anclado a precios internacionales desde hace casi una década. Durante su comparecencia ante la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados, Rodríguez Padilla fue claro al explicar que los precios nacionales no se definen en Palacio Nacional ni en Pemex, sino en el mercado estadounidense. “Los precios están alineados con el mercado internacional, el precio de las gasolinas se fija con un punto en los Estados Unidos que es Mont Belvieu, que es donde se fija el precio de la gasolina regular y la premium y después se hace un proceso de a cuánto se debe vender en México”, dijo el funcionario.

El directivo recordó que la liberalización del mercado de combustibles se dio oficialmente en 2017, cuando se eliminó el control de precios que durante años impuso el gobierno federal. Aunque existe un tope para la gasolina regular, el mercado de los combustibles sigue abierto desde 2017 cuando se liberó, lo que implica que México ya no puede fijar precios políticamente, sino que depende de las fluctuaciones internacionales. Rodríguez Padilla explicó que el camino hacia la homologación con los precios globales comenzó mucho antes. Al abrir el mercado de los combustibles y Pemex tener refinerías, era necesario alinearse con los precios internacionales. Recordó que los llamados gasolinazos empezaron durante el sexenio de Felipe Calderón y continuaron con Enrique Peña Nieto, cuando finalmente se alcanzó la referencia internacional con la que se buscaba fomentar la competencia con nuevos jugadores privados. El resultado de esa política se refleja en el precio actual. El año pasado, dijo, el litro de gasolina llegó a venderse entre 27 y 29 pesos, dependiendo del estado. En regiones como Nuevo León, el impacto fue menor que en entidades del sur como Chiapas, donde los costos logísticos y de transporte encarecen aún más el combustible. Para mitigar esa disparidad, el gobierno federal y el sector gasolinero firmaron en febrero pasado un pacto de precio máximo para la gasolina regular, con un tope de 24 pesos por litro. “Para llegar a esos 24 pesos se hicieron análisis económicos fuertes, profundos, se trabajó mucho tiempo para llegar a un precio que podía aguantar un margen de refinación, de todos los costos y de las compañías distribuidoras de gasolina”, explicó Rodríguez. El acuerdo, vigente hasta ahora, busca equilibrar el costo para los consumidores sin romper la cadena de rentabilidad de Pemex ni desincentivar la competencia. Pero el funcionario insistió en que no se trata de un regreso al control de precios, sino de un compromiso temporal ante la volatilidad global de los energéticos. Pese a ese pacto, el titular de Pemex aseguró que el mercado sigue abierto. La prioridad, dijo, es mantenerlo competitivo y libre de distorsiones. En ese punto, Rodríguez Padilla apuntó directamente contra uno de los factores que más daño causan a la competencia: el combustible ilegal. “Lo que no es competitivo es el huachicol, porque esa gasolina no es gasolina legal, dan precios más bajos y eso no es competitivo porque evitan el pago del impuesto”, acusó. El funcionario subrayó que tanto Pemex como los empresarios gasolineros coinciden en que el combate al robo de combustibles es esencial para que el mercado funcione de manera justa. “Si hubiera una verdadera competencia en la gasolina el precio tendría que bajar, pero siempre tomando el precio de referencia internacional”, afirmó.

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