Para celebrar septiembre el mes entero
El calendario ya nos alivió de agosto. Promete algo de fiesta, un poco de patriotismo verdadero, mucha celebración pintada con los colores de la bandera y volver a conocidas y confortables tradiciones. Sin sorpresas. No vaya a ser que Gracián tuviera razón cuando escribió que la novedad es madre de la temeridad, hermana de la superstición e hija de la ligereza. ¿O que Quevedo decía verdad y ninguna cosa despierta tanto el bullicio del pueblo como la novedad? Materia de decisión dificultosa. Pero nunca es tarde para informarse y celebrar el mes entero con conocimiento de causa, lector querido.
Repasemos, entonces. El nombre de este mes que hoy empieza deriva de la palabra latina “septem”, pues era el séptimo del año en los calendarios antiguos. Han transcurrido 244 días, según del Calendario Gregoriano y nos quedan 121.
El santoral indica que hoy es día de Nuestra Señora de los Ángeles y puede felicitar a cualquiera que lleve el nombre de Arturo, Donato, Félix, Josué, Terenciano, Vicente, Ana, Teresa o Juan pero eso no asegura mucho. Tal vez podemos comenzar los festejos organizando una reunión in memoriam conmemorando que en 1666 falleció Frans Hals, pintor de la escuela flamenca o proponiendo un sarao por la muerte del Rey Sol o tal vez una pachanga de cumpleaños porque el 1 de septiembre de 1875, en Estados Unidos, nació Edgar Rice Burroughs, creador de Tarzán, el Rey de la Selva, pero no son tiempos de aullar salvajemente por la masculinidad de nadie, ni de colgarse de las lianas.
Acudamos, mejor a lo que según la historia nacional sucedió un primer día de septiembre: en 1828, en las elecciones presidenciales efectuadas por los Congresos de los Estados de la República, resultó electo legítimamente el general queretano, Manuel Gómez Pedraza, que había sido ministro de Guerra y Marina del gobierno de don Guadalupe Victoria, el primer presidente de México. No había llegado la noche cuando los partidarios de Vicente Guerrero impugnaron el triunfo y se armó un jaleo tan violento y diferente a una fiesta, que hasta el mismo Antonio López de Santa Anna se pronunció en Jalapa a favor de Guerrero y la lumbre llegó hasta el cuartel de la Acordada en la Ciudad de México.
Fue en 1925, en cumplimiento del decreto del 28 de agosto de aquel año, cuando el presidente Plutarco Elías Calles inauguró el Banco de México —que asumió las funciones de banco central y se convirtió en el único emisor de moneda— pero festejar tal hecho no es para todos.
En 1969 el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz decretó que a partir del primero de septiembre de aquel año fuera otorgada la ciudadanía a los jóvenes mexicanos al cumplir los 18 años, y tiempo después, en 1982 el presidente José López Portillo, durante su tristemente célebre 6º informe presidencial, se declaró integrante de la raza canina y anunció al pueblo de México la nacionalización de la banca. También hubo festejos.
El protocolo septembrino ha cambiado, pero el eterno retorno también existe. Hoy vuelve a ser Día del Informe, pero celebrarlo no será como antes. La primera vez que a un gobernante mexicano se le ocurrió rendir cuentas ante el pueblo a través de la presentación de un discurso, cayó en Día de Muertos. Le tocó a Agustín de Iturbide y fue el 2 de noviembre de 1822. Guadalupe Victoria adquirió la costumbre de ofrecer tres o cuatro informes al año sin una fecha fija. Vicente Guerrero, su sucesor, los rindió el 1 de abril, el 23 de mayo, el 27 de agosto y el 11 de diciembre de 1829. Anastasio Bustamante, entre 1830 y 1832, rindió siete informes, Valentín Gómez Farías hizo uno el 31 de diciembre de 1833 y otro al día siguiente y Benito Juárez —el que de verdad inventó la austeridad republicana— rindió 5 informes nada más en el año de 1861. En total, Porfirio Díaz pronunció 62 informes, el más memorable el último, que rindió el 1 de abril de 1911 y Francisco I. Madero, que tuvo los días contados, sólo pudo presentar dos. Su asesino, el usurpador Victoriano Huerta, rindió cuatro.
Hoy, lector querido, a 11 meses de haber asumido el cargo, como la primera mujer presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo rendirá su primer informe de gobierno. Hecho histórico para celebrar, sin duda, que además se suma a otro: los nuevos jueces, magistrados y ministros triunfadores en la reciente elección judicial, asumirán formalmente sus cargos.
Además de escuchar a nuestra presidenta, hoy también es una fecha clave. Las vacaciones han terminado, comienza oficialmente el ciclo escolar 2025–2026, un momento tan temido como esperado por maestros y estudiantes de preescolar, primaria y secundaria. No es un día festivo. Hay que trabajar.
El volumen y tono de las celebraciones se han modificado, querido lector, pero el mes nunca. Septiembre huele a cuetes, sabe a tequila, se viste de tricolor y merece fiesta. Sobre todo, la que celebra el hecho de que México nació gritando por la libertad y que, a pesar de la idiocia, la propaganda, lo ajeno y lo dramático, sigue siendo nuestra celebración favorita de la Historia nacional..