Paquete Económico 2026: ancla estadounidense y Plan México bajo la lupa
Las finanzas públicas tienen entre sus objetivos el desarrollo económico, lo que implica fomentar el crecimiento de la producción de bienes y servicios en el país. Esto es esencial para que la reducción de la pobreza sea sostenible y más amplia de lo que ha sido en los últimos años. Pero también pasa el inverso: el crecimiento económico es fundamental para que el Estado tenga recursos para proveer de bienes y servicios para la población en cuestiones importantes como seguridad, salud y educación.
De lo anterior se desprende la importancia de los Criterios Generales de Política Económica (CGPE), documento que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público presentó este 8 de septiembre al Congreso de la Unión junto con la Iniciativa de Ley de Ingresos y el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2026.
Los CGPE exponen el marco macroeconómico que observa Hacienda y ofrecen sus perspectivas para el año que viene y para los siguientes. En particular, estiman que la economía mexicana podría crecer entre 1.8 y 2.8% durante 2026.
Ese crecimiento se encuentra, una vez más, por encima de las estimaciones de muchas instituciones que siguen de cerca el desempeño económico de México. Según el economista Diego Díaz, especialista en la materia, la mediana de 41 de ellas es de 1.3%. Menos crecimiento implica menos ingresos de lo esperado, y la diferencia se tiene que cubrir con financiamiento (deuda) o ajustando el gasto.
Pero más allá de las dificultades operativas que pueda enfrentar la SHCP, llama la atención la explicación que hace para documentar su optimismo.
Por el lado de la demanda, si las relaciones comerciales con Estados Unidos son más estables y predecibles, más proyectos de inversión se podrían generar o reactivar, lo que impulsaría la industria de la construcción, que lleva de capa caída más de un año. Ojalá que así sea, aunque la política arancelaria de Donald Trump, para que le sirva de palanca para presionar en otros ámbitos de la relación bilateral, debe ser relativamente inesperada y mantenerse como una amenaza constante.
También se considera que la construcción de trenes por parte del gobierno impulsará la actividad económica, pero al menos el Tren Maya no ha mostrado rentabilidad, y durante 2026 tendrá todavía 30,000 millones de pesos asignados, que es 7.5 veces lo estipulado para el programa Salud Casa por Casa (4,000 millones de pesos), la nueva apuesta en materia de salud del gobierno federal, donde los resultados han sido muy deficientes en los últimos años.
Para terminar las miras que tiene Hacienda sobre la demanda agregada, se menciona que el consumo privado podría crecer gracias a los incrementos salariales y los programas de transferencias de efectivo. Si bien es posible que así sea, el margen de crecimiento para el salario mínimo es mucho menor que antes. Por su parte, los programas sociales volverán a crecer, aunque de forma importante solo sucede con el programa “Pensión Mujeres Bienestar”, que tendrá casi 57,000 millones de pesos asignados.
Por el lado de la oferta, una vez más muestra Hacienda que la relación con Estados Unidos es y será el ancla del crecimiento económico. Si la revisión de seis años del T-MEC pactada para 2026 sale bien y hay un entorno de certidumbre arancelaria, nuestras manufacturas tendrán un mejor desempeño.
En el mismo sentido, aunque con sus matices propios, el Plan México será la apuesta para que haya un despliegue importante de infraestructura, sobre todo energética y logística, misma que puede a su vez incrementar la productividad de las empresas mexicanas. En los últimos años la infraestructura eléctrica se ha quedado por detrás de las necesidades del crecimiento de la demanda del sistema eléctrico, y la administración de la presidenta Claudia Sheinbaum ha reconocido, de diversas formas, que sin más inversión en la transmisión y distribución eléctrica toda la economía está limitada. Veremos si en 2026 por fin se acelera el paso en estas inversiones.
Sin crecimiento económico no serán sostenibles la reducción de la pobreza ni las finanzas públicas, puesto que las presiones fiscales no cesarán, sobre todo considerando que los compromisos del gasto público crecen sin recato (pensiones, Pemex, programas sociales, entre otros).
Hacienda reconoce los riesgos y probablemente los subestima, pero hay que decir que los CGPE son un poco más realistas que los de años pasados, sobre todo en lo que corresponde a los requerimientos financieros del sector público. Será otra la ocasión para hablar de ello, pero por lo pronto parece que se reconoce un dicho muy pertinente para el mes patrio: hay un tiempo para quemar cohetes y otro para recoger las varas.