Ozzy Osbourne, el Príncipe de las Tinieblas, deja el escenario

Ozzy Osbourne, el Príncipe de las Tinieblas, deja el escenario

El último concierto de Black Sabbath fue un recordatorio de que ninguna banda de rock ha podido recrear los riffs viscosos de Tommy Iommi, la poderosa base rítmica del bajo de Geezer Butler y la batería de Bill Ward, impulsados por las excéntricas líricas de John MichaelOzzy” Osbourne. Y fue una extravaganza para celebrar el legado de Osbourne, el Príncipe de las Tinieblas.

El festival Back to the Beginning, encabezado por Black Sabbath, fue una celebración para rendirle pleitesía a la leyenda del heavy metal: Ozzy Osbourne.

El guitarrista de Rage Against the Machine, Tom Morello, fue el encargado de realizar la dirección musical en un festival que reunió a titanes del género en el estadio Villa Park, la casa del equipo de futbol Aston Villa en Birmingham, el 5 de julio pasado.

Fue una navidad oscura para los amantes de los riffs pesados. Participaron Metallica, Guns ‘n’ Roses, Tool, Pantera, Alice in Chains, Slayer, Gojira, Halestorm, Lamb of God, Anthrax, Mastodon, Rival Sons, Yungblud y más. Judas Priest ofreció una presentación pregrabada, por motivos de agenda.

Los problemas de salud de Ozzy Osbourne obligaron al músico de 76 años a retirarse finalmente. Osbourne fue diagnosticado con Parkinsons en 2019 y a principios de 2025 anunció su retiro con este concierto para beneficencia y que logró una última reunión de Black Sabbath. Las beneficiadas fueron las organizaciones Cure Parkinson’s, Birmingham Children’s Hospital y el Acorns Children’s Hospice en Birmingham. Se recaudaron 190 millones de dólares.

El carismático Ozzy Osbourne ha sido uno de los enfants terribles del rock y del metal y llevó al límite todos los excesos dionisíacos del rockstar. Lideró por una década a Black Sabbath, una de las bandas más escandalosas del heavy metal, que hizo su renombre por invocar el ocultismo y la tónica del Diablo en sus siniestras y opresivas composiciones. Sabbath contrastaba con el optimismo hippie de finales de la década de 1960.

En sus primeros cuatro álbumes, Black Sabbath estableció las primeras escrituras del metal con riffs pesados y dictó el diccionario del heavy metal, tomando elementos musicales del blues, el jazz y el rock psicodélico. Black Sabbath aderezó la pócima endiablada con los sonidos de los pueblos industriales británicos y líricas inspiradas por la desolación de la posguerra.

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Los excesos contribuyeron a que Ozzy dejara Sabbath, pero logró reinventarse en una exitosa carrera solista y luego se convirtió en una estrella de la televisión de realidad. Las letras de Black Sabbath tienen una métrica poco convencional, sin coros repetitivos, pero que siguen siendo coreadas y covereadas en bares y garajes.

Los riffs de Tony Iommi se volvieron un lenguaje universal que inspira a millones de guitarristas. La sección rítmica de Geezer Butler y Bill Ward ofrecía la atmósfera ominosa y sombría necesaria para las letras de Osbourne.

Ozzy también tenía una sensibilidad única que transitaba desde los planos de lo siniestro y se bifurcaba hacia otros caminos, como en las baladas “Planet Caravan” (escrita por Geezer Butler), “Goodbye to Romance” o “Mama, I’m Coming Home” compuesta por Lemmy Kilmister, el Dios del Rock —en palabras de Ozzy— y líder de Motörhead.

Back to the Beginning fue una forma de rendirle tributo a una de las bandas más importantes del siglo XX y un recordatorio de que todos los músicos presentes le deben algo a Black Sabbath y a Ozzy Osbourne.

El Príncipe de las Tinieblas ha dejado los escenarios pero la llama del metal seguirá encendida en sus fieles seguidores, que seguirán invocando su música como un canto pagano.

antonio.becerril@eleconomista.mx

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