Otra visión del comercio global

El comercio entre países existe para que todos ganen. Cada región se especializa en lo que hace mejor y lo produce, por otra parte, compra a otros lo que necesita. Así, todos tienen acceso a más productos y servicios a precios competitivos, sin embargo, esto en ocasiones se desequilibra.

Existen países que venden mucho al mundo, lo que conocemos como “exportar”, pero adquieren menos bienes y servicios del extranjero, a lo que se le conoce como “importar”. Para aquellos que realizan esta práctica, les deja mucho dinero extra, el problema es que ese dinero no siempre llega a la población en toda la extensión de la palabra. El capital se queda concentrado en ciertas industrias o regiones, y los hogares en su día a día, no ven mejoras reales.

Basta imaginar que una familia vende muchos productos, pero en lugar de usar el dinero para mejorar su casa, salud o educación, lo guarda solo para producir más. Parece eficiente, pero no mejora la vida de los que viven allí. Algo similar pasa con algunos países.

En este punto, surge una idea sencilla: si un país gana mucho vendiendo al exterior pero no mejora la calidad de vida de su gente, se deberían tomar medidas para revisar su modelo. No se trata de castigar, sino de hacer más justo el comercio para todos.

En 1944, el economista britanico John Maynard Keynes, dijo que no solo los países que deben dinero (tienen déficit) son un problema. También lo son los que siempre ganan de más sin repartir esos beneficios.

Muchas veces estos países usan el dinero que ganan para seguir produciendo y vendiendo más, pero no invierten en aspectos importantes como salud, educación o buenos sueldos. Se enfocan en crecer hacia afuera, pero se olvidan de adentro. Para evaluar alguna región específica, se pueden analizar tres aspectos fundamentales con información del Banco Mundial (BM) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

  1. ¿Cuánto del dinero del país llega realmente a las familias?
  2. ¿Cuánto gasta el gobierno en servicios como salud y educación?
  3. ¿Qué parte de la riqueza nacional se va a salarios para los trabajadores?

El único organismo que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre países es la Organización Mundial del Comercio (OMC), que establece reglas para evitar prácticas injustas. Esta propuesta solo añade una herramienta más para cuidar que el comercio beneficie también a las personas, no solo a las empresas.

El comercio solo tiene sentido si mejora la vida de la gente. Si un país gana mucho vendiendo, pero su gente sigue igual o peor, algo está fallando.

No es que todos los países repartan su riqueza por igual, la reflexión va encaminada a establecer una conexión más congruente entre lo que se gana y lo que se devuelve a los hogares. Así, el comercio sigue siendo una herramienta para el bienestar, no solo para acumular dinero.

*Obed Rafael Martínez, de BBVA Asset Management.

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