“¡Oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”

A pesar del título, no me referiré al Canto Tercero de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Tampoco a las Puertas del Infierno, conjunto escultórico de Auguste Rodin y Camille Claudel, inspiradas en las obras del propio Dante, de Las flores del mal de Charles Baudelaire y de la Metamorfosis de Ovidio. O tal vez sí porque entre estas obras y la realidad mexicana hay similitudes que asustan.

Se ha escrito mucho en la idea de que la presidenta Sheinbaum está atrapada entre la espada y la pared, es decir, entre las presiones del gobierno de Donald Trump y los “compromisos” heredados de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). En este sentido, muchos analistas y columnistas señalan las diferencias entre el actual y el pasado sexenio y tienen la esperanza que dé una vuelta de timón. Como yo mismo a veces he escrito en este sentido, diré que hemos pecado de ilusos.

Pero tal vez la presidenta no está entre la espada y la pared, sino que es la portadora de la espada del autoritarismo, la encargada de terminar el proyecto que forjaron ella, el expresidente y un grupo muy reducido de cercanos. ¿Por qué habría de dar un golpe de timón al proyecto que ayudó a construir? Sobre todo, teniendo en cuenta que ella proviene de una cuna ideológica autoritaria: el estalinismo. Y si infancia es destino, ese es su signo.

En las próximas líneas desarrollaré la idea de que la presidenta Sheinbaum está plenamente convencida de cumplir los compromisos heredados. En todo caso, los cambios de políticas que se aprecian obedecen a presiones externas de Estados Unidos y a necesidades ineludibles. Así que, como dice Dante: “¡oh, vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza!”.

En primer lugar, el proyecto de la 4T de apoderarse de la maquinaria del Estado se mantiene sin cambio. Ahora controla el Ejecutivo, el Legislativo y a partir del 1° de septiembre el Poder Judicial. También controla el INE y el TEPJF. La mayoría de los organismos autónomos ya no existen. La próxima reforma electoral, que seguramente será aprobada en el periodo legislativo de febrero-abril, dejará en los huesos a partidos de oposición acostumbrados a trabajar con muchos recursos y pocos resultados. Se eliminará el derecho de las minorías y no me extrañaría que cualquier certeza en los resultados electorales se acabara. El Banco de México es la única institución verdaderamente autónoma, pero si la 4T lo quisiera podría seguir el mismo destino que las otras. Algunos expertos señalan que hacer esto haría que México perdiera credibilidad a nivel externo. Podría ser, pero lo mismo se dijo de la reforma judicial y apenas hubo reacciones en otros países.

El control a los medios ha avanzado. Muchos espacios prefieren no confrontarse con el gobierno y otros ya están sirviendo de vehículos de propaganda. Las voces críticas están siendo acorraladas, incluso utilizando artimañas legaloides. Los que suponían que la presidenta pararía la embestida censora en Campeche o Puebla se quedaron esperando. Otros gobiernos estatales se están sumando a la elaboración de leyes restrictivas de la libertad de prensa y de expresión utilizando subterfugios a modo.

La narrativa sigue siendo la misma: la 4T no solo representa al pueblo, sino que es el pueblo, los gobiernos de antes de 2018 son neoliberales, conservadores y corruptos; son la fuente de todas las desgracias que los gobiernos humanistas no han podido reparar. Los que se oponen pueden ser señalados como traidores a la patria. La presidenta Sheinbaum tiene la Verdad y es la Última Instancia tal y como lo fue AMLO.

En el citado Canto Tercero Dante llega al Anteinfierno, el lugar donde se castiga a los indiferentes. Acaso hemos llegado hasta este punto porque todo lo que han hecho López y Sheinbaum no ha conseguido el repudio general, sino una indiferencia social a la destrucción democrática.

Sin embargo, sí hay cosas que han cambiado. Ahora se ha eliminado la política de “abrazos no balazos”. Se combate al huachicol, se destruyen laboratorios de drogas, se incautan armas a los criminales. Se extraditan criminales peligrosos. En fin, la seguridad tiene otra cara, pero para nadie es un secreto que todo esto se hace por la presión de Estados Unidos. En esta batida contra el crimen organizado hay un límite: no tocar a ningún miembro prominente de la 4T, así sean evidentes sus vínculos con la delincuencia.

La ruta por seguir para las oposiciones pasa por la restauración democrática. Pedir elecciones limpias, denunciar hasta donde sea posible los fraudes, restaurar la diversidad política y el derecho de las minorías. Defender la libertad de expresión y de prensa. El camino es largo, pero la ruta es clara.

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