“Nunca viviré bajo bandera rusa”: el Donbás controlado por Ucrania no quiere ser moneda de cambio para la paz

“Nunca viviré bajo bandera rusa”: el Donbás controlado por Ucrania no quiere ser moneda de cambio para la paz

Monolito de acceso a la región de Donetsk, convertido en memorial por los caídos durante la guerra en una foto del 1 de octubre.

Una manta sobre el banco de madera protege del frío las posaderas de Ludmila, de 60 años, y otras vecinas que echan la tarde bajo un árbol en un barrio residencial de Kramatorsk, en la provincia de Donetsk, al este de Ucrania. Residen a unos 20 kilómetros de posiciones rusas en una ciudad objetivo constante de ataques enemigos, pero no se alteran lo más mínimo por el estruendo de fondo. Tienen callo. Ludmila confía en que las tropas locales consigan frenar al invasor pero reconoce a su vez que, si estrechan el actual asedio, avanzan y toman la ciudad, ella no se irá. “Sí, me quedaría”, responde. “Tengo amigos y conocidos que viven ya bajo los rusos y, de alguna manera, sobreviven. Viven igual que vivimos aquí. Yo, como todos, lo que quiero es la paz”, agrega esta mujer que ha pasado toda su vida en Kramatorsk y considera que sus raíces son ya demasiado profundas.

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Vadim Lyakh, alcalde de Sloviansk, durante la entrevista con EL PAÍS el 24 de octubre.Los bomberos sofocan el fuego tras un ataque con dron ruso sobre el mercado de Kramatorsk.Cuatro adolescentes, delante de su colegio bombardeado en Kramatorsk: de izquierda a derecha son Carolina (13 años), Ksenia (13), Anastasia (15) y Katerina (14).Halina, de 78 años, en el jardín de su casa en el pueblo de Myrne (Sloviansk). Tiene en el ejército a su hijo, su nieto y su yerno.Kiril, de 31 años, en el local que regenta, que hace las veces de colmado y café al tiempo que improvisado museo de la guerra, en el pueblo de Myrne (Sloviansk).Victor, de 52 años, barre de forma voluntaria las hojas de su calle cada mañana a primera hora.

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