No al mandato dual de Banxico

La semana pasada, a una pregunta sembrada en la mañanera, la presidenta Sheinbaum comentó que vale la pena discutir la conveniencia de otorgarle un mandato dual al Banco de México. Mencionó que el Banco podría contribuir directamente a reactivar el crédito y coadyuvar así al desarrollo económico y no concentrarse solamente en el mandato de controlar la inflación. Dentro de lo equivocado de sus argumentos, fue prudente al decir que está de acuerdo con la autonomía y que no hay planes de cambiar la Constitución y la ley del Banco… por ahora. Utilizó el ejemplo de la Reserva Federal (FED) estadounidense que tiene un mandato dual. Existen, a mi manera de ver, cuando menos tres argumentos que señalan el inconveniente del mandato dual para Banxico:

En primer lugar, los críticos dicen que Banxico debería cooperar a la reactivación del crédito para impulsar el crecimiento, otorgando crédito a bancos, la banca de desarrollo y, a la pequeña y mediana empresa. Además de que Banxico no tiene los instrumentos para ello, no debe ser un participante directo en el mercado de fondos prestables. Ello entraría en conflicto con su función de regular la liquidez. Estos críticos deberían preguntarse por qué el crédito en la economía es tan bajo y no contribuye al desarrollo. La razón es por la inseguridad, falta de certeza, incumplimiento de los contratos y derechos de propiedad, la alta informalidad y la baja inclusión financiera. Banxico no puede hacer nada para corregir esos factores en forma directa. Por eso, una y otra vez, Banxico repite su mantra de que “la mejor contribución al desarrollo que puede hacer el banco central es perseverar en la estabilidad de precios”, es decir, que la inflación sea baja y estable.

En segundo lugar, fomentar el crecimiento y controlar la inflación son dos objetivos que se contraponen. Es muy difícil cumplir los dos simultáneamente, pues privilegiar a uno implica descuidar al otro. A cuál de los dos objetivos habría que darle prioridad en un momento dado, conduce a un conflicto. Supóngase que se quiere promover el aumento de la actividad económica debido a que hay una gran capacidad productiva ociosa en la economía. Aplicar estímulos monetarios no se traduciría inmediatamente en presiones sobre los precios. Sin embargo, en algún momento, este impacto temporal de estímulo cesará y será inevitable que se inicie un proceso inflacionario. Se enfrentaría el siguiente dilema: cambiar la prioridad del objetivo para enfocarse a bajar la inflación y probablemente abortar la recuperación económica, o bien mantener la prioridad del crecimiento, aceptando una inflación creciente. La meta dual es una decisión un tanto esquizoide, que mantiene al banco central debatiéndose entre dos “deseos”, pero solo pudiendo cumplir uno a cabalidad. Inclusive para el FED es un sistema inoperante. Powell ha actuado correctamente dándole prioridad al mandato del control inflacionario. Un solo objetivo transmite claridad y certidumbre sobre las acciones de un banco central.

En tercer lugar, agregarle la meta del crecimiento haría, entre otras cosas, que el Banco de México fuese susceptible a todo tipo de presiones y cabildeos de sectores productivos, así como intimidaciones políticas, afectando su autonomía.

La presidenta convocó a discutir el tema; he aquí elementos para iniciar un debate técnico y serio.

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