Niño sicario de Tabasco: menores al servicio del crimen, un fenómeno invisible sin cifras oficiales

La detención de un adolescente de 15 años acusado de homicidio, secuestro y venta de drogas en Tabasco volvió a poner en el centro del debate una de las realidades más alarmantes del país: el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes por parte de grupos criminales.
Se trata de un fenómeno creciente, invisibilizado por la falta de cifras oficiales y por una narrativa que tiende a criminalizar a las víctimas más jóvenes de la violencia estructural, como señaló la organización Reinserta A.C.
El caso de Derek Jair “N”: la violencia que inicia temprano
El menor, identificado como Derek Jair “N”, alias “El Niño Piedra” o “El Niño Sicario”, fue detenido el 12 de octubre por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC) de Tabasco.
De acuerdo con los reportes, el joven portaba una subametralladora Uzi calibre 9 milímetros y trató de enfrentar a los agentes antes de ser arrestado junto con un adulto identificado como José Asunción “N”, “El Chuncho”, presunto operador de un líder criminal recluido en el penal estatal.
Las autoridades decomisaron armas, drogas y cartulinas con mensajes de advertencia. En el celular del menor, además, se localizaron videos relacionados con el secuestro de una mujer y el asesinato de una persona en el municipio de Paraíso, Tabasco.
Infancias en riesgo: víctimas de la violencia estructural
De acuerdo con la organización Reinserta A.C., el caso no es aislado: “estos adolescentes no son enemigos públicos, sino síntomas de un país que les falló”, advierte la asociación.
En su pronunciamiento “Niño sicario: la herida abierta de un país que normaliza la violencia”, Reinserta señala que los menores involucrados en delitos suelen provenir de entornos donde la violencia, la pobreza y la falta de oportunidades los empujan a dinámicas criminales que pocas veces comprenden o pueden evitar