Muy pronto para evaluar efectos de los aranceles, incluso para México

El frenesí global que desató el presidente Donald Trump con el anuncio de sus supuestos aranceles recíprocos aún reverbera en todos los medios. Apenas se dieron a conocer, se desató un intenso análisis sobre los aranceles que anunció para cada país. Ese mismo día, el miércoles 2 de abril, la oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, la USTR por sus siglas en inglés, difundió una nota supuestamente técnica, con la que pretendió demostrar cómo había obtenido el número para cada país, resultado que una vez calculado, fue dividido entre dos, para dejar constancia de un arranque de generosidad de último minuto del presidente Trump con todos aquellos países que supuestamente han abusado de los Estados Unidos.
Muy rápidamente, se demostró que la famosa fórmula que presumía el equipo de Trump no resistía el menor análisis serio, entre otras razones, por los supuestos económicos tan generalizados que se emplearon para hacer el planteamiento matemático. Además, porque pretendieron hacer creer que dicho planteamiento tenía un asidero sólido en artículos académicos escritos por economistas investigadores serios que han estudiado el comercio internacional y el desbalance entre países. También quedó acreditado, que las conclusiones que el equipo de la USTR tomó de esos artículos académicos se utilizaron fuera de contexto, o de manera incompleta. Es decir, que solo tomaron de esos artículos lo que entendieron que les convenía, para fines de la narrativa que exigía la Casa Blanca.
En el fragor de las estruendosas jornadas en los mercados bursátiles del jueves y viernes, los asesores económicos del presidente Trump trataron inutilmente de cambiar la narrativa de los principales medios estadounidenses sobre la forma tan irresponsable en que se hicieron los cálculos de los aranceles y sobre los efectos negativos. El equipo de la Casa Blanca, encabezado por el secretario de Comercio, Howard Lutnick y el asesor especial Peter Navarro, buscaban afanosamente distraer la atención en las entrevistas anunciando -a veces con una buena dosis de dramatismo- el nuevo mundo feliz que ya desde esos mismos días se perfilaba para todos los estadounidenses, porque según se generarán mucho más empleos, mejor pagados, mucho más inversión, más plantas manufactureras en todos los sectores, productos de mejor calidad, mejores precios y, para rematar, menores impuestos para todos, un mundo de ensueño pues.
En realidad aún es muy pronto para medir los efectos destructores que se provocarán con la imposición de estas medidas arancelarias caprichosas, tanto al interior de los Estados Unidos como a nivel global. Pero no hay duda que los efectos serán predominantemente negativos, por el efecto perverso que generan simplemente porque se traducen en un ambiente de mayor incertidumbre, porque ya todos tienen claro que las decisiones en materia arancelaria por parte de los EUA no seguirán una regla o reglas preestablecidas, que se adoptan según el voluble estado de ánimo del presidente Trump, y nada más, que con el paso de las semanas y los meses se reflejarán en la adopción de miles o millones decisiones de inversión distorsionadas, que en algunos casos pueden traducirse en ganancias en ciertos sectores, pero en grandes pérdidas en otros.
De la misma forma, es muy temprano para festejar que supuestamente a México y a Canadá les fue mucho mejor que a todos los demás países. Pensar eso es tener una visión miope sobre lo que este nuevo escenario le representa a México. En primer lugar, es evidente que el presidente Trump pretenderá modificar de manera sustancial la estructura del trato preferencial que con el paso del tiempo se había logrado, porque no podemos olvidar que cuando entró en vigor el TLCAN, el acuerdo original que después evolucionó a T-MEC, había distintos niveles arancelarios para las exportaciones de México a EUA, determinados en gran parte por el grado de complementaridad en algunos sectores, pero también por el grado de competencia en otros. Asimismo, el golpe a la economía de los EUA se resentirá más en México que en el resto del mundo vía un ajuste en nuestras exportaciones. Así que podremos haber esquivado algunos aranceles, pero no lograremos esquivar el frenón en la economía de EUA. Encima, acá tenemos nuestro propio relajo fabricado por la 4T. ¿En serio “Aceleremos el Plan México” es la respuesta al escenario complicado que tenemos enfrente?
*El autor es economista.