Morena = STASI
Al aprobar el Senado por mayoría la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en materia de Seguridad Pública, conocida como “Ley Espía”, no pude dejar de pensar en la película alemana de 2006 La vida de los otros. El filme muestra el control que ejercía sobre los ciudadanos la temible STASI, siglas del Ministerio para la Seguridad del Estado fundado en 1950 por el régimen comunista de la República Democrática Alemana. Utilizaba todo tipo de instrumentos de control en contra de opositores del régimen: intervención de teléfonos, revisión de correspondencia, seguimiento de actividades y relaciones interpersonales. No podemos equiparar el aparato y la maquinaria de la STASI de hace 75 años con lo que acaba de aprobar Morena. Pero en espíritu, definitivamente hay un paralelismo.
En algunas interpretaciones de la nueva ley, el Estado podría ejercer la geolocalización en tiempo real de los ciudadanos. El régimen lo desmintió, señalando que ese tipo de actividades de investigación sólo pueden llevarse a cabo con una orden judicial, es decir, los ciudadanos estamos protegidos. ¿De verdad? Con el poder judicial totalmente capturado por Morena, una orden judicial para una actividad de espionaje será un mero trámite. La indefensión del ciudadano será absoluta.
De igual forma, la nueva ley daría acceso a las autoridades a cualquier registro público o privado con información que considere útil para usos de investigación de, por ejemplo, actividades de narcotráfico y/o lavado. Se incluye información de datos biométricos, telefónicos, catastro, registros fiscales, bancarios, hospitalarios, entre otros. Una vez más, con el poder judicial en sus manos, el uso político de esa información estará al servicio discrecional del régimen.
Con otra nueva ley aprobada, la de Telecomunicaciones y Radiodifusión, se ha dicho que el Estado tendría la capacidad de suspender transmisiones de los medios a discreción, o sea, cuando los contenidos y las opiniones incomoden al gobierno. Una vez más, los defensores gubernamentales señalan que no se censuraría, sino que, si hay alguna violación a la ley, ese medio sería “apercibido”. ¿Cómo interpretar esto último? Claramente se trata de una amenaza.
Quizá desde el punto de vista de su arquitectura y fundamento jurídico, estas leyes lucen impecables. El problema es cómo se aplicarán por parte de un régimen que controla al poder judicial sin contrapesos. La preocupación es el mal uso que un gobierno con poder absoluto le pueda dar.
Dotar al gobierno de este entramado de discrecionalidad para el control ciudadano y político acerca al país peligrosamente a una dictadura fascista, mostrando ya algunas características: un sistema de gobierno autoritario, antidemocrático, con narrativa demagógica que promueve la obediencia al Estado, pregona el antiliberalismo económico, aboga por la supresión de la oposición política y promueve un creciente militarismo, censura y propaganda estatal.
La aprobación por la mayoría de Morena de esta Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública es un paso fascista al buscar construir un Estado vigilante, de control, que infunda miedo y que será una amenaza a la libertad individual. Se legaliza así que el Estado pueda cometer una flagrante violación a los derechos humanos.