Mondiacult 2025: Jóvenes toman tribuna y señalan malas praxis de la cultura en el mundo
Este miércoles llegó a su fin la Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible, Mondiacult 2025, que se llevó a cabo en Barcelona, España, con la presencia de ministros y representantes de cultura de los Estados miembros de la UNESCO, para definir la situación y el devenir político, social, económico, laboral y tecnológico de la cultura en el mundo.
La Sesión Plenaria de clausura de Mondiacult 2025 estuvo encabezada por Ernest Urtasun, ministro de Cultura de España y presidente de la cumbre, así como Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO.
En el acto como primer orden se invitó a los voceros de los programas de reuniones paralelas a la cumbre, como MondiaYouth, un encuentro de activos jóvenes de la cultura de todo el mundo que elaboraron un pliego de requerimientos ante los ministros de Cultura del mundo frente al devenir del ecosistema creativo. Y fueron tajantes.
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Señalan factores de marginación en la cultura
“Los marcos jurídicos han demostrado ser poco efectivos en tiempos de crisis y la cultura no se ha integrado de manera efectiva en los procesos de construcción de paz y de emancipación”, declaró David Sanjuan Escudero, joven abogado especializado en Derecho Internacional e integrante del Comité de Relaciones Internacionales del Consejo de la Juventud de España, como vocero del encuentro MondiaYouth, y continuó:
“Como resultado, el patrimonio intangible y tangible se encuentra amenazado, la instrumentalización de la cultura alimenta los nacionalismos excluyentes y la pérdida de espacios culturales y cívicos. Al mismo tiempo, las diferencias en el acceso a la tecnología entre geografías y generaciones, los algoritmos sesgados y la desinformación excluyen a diversas comunidades del diálogo cultural”.
Asimismo, el joven vocero señaló ante autoridades culturales del mundo y de la UNESCO que en el sector cultural “la inversión se prioriza sólo cuando es económicamente rentable y el acceso a la financiación exige estructuras burocráticas complejas. Así que, aunque los derechos culturales puedan estar reconocidos por escrito, los mecanismos de rendición de cuentas para garantizar su ejercicio son limitados”.
Finalmente, señaló que la cultura ofrece la alternativa de convertirse en un motor económico para las comunidades indígenas, la diáspora y las comunidades locales, eso sí, mencionó, “en lugar de ser una fuerza extractiva”.
Para complementar lo anterior, este grupo integrado por jóvenes de todo el mundo, propuso, entre otros puntos:
- Aprovechar las tecnologías emergentes al servicio de la cultura y no a expensas de la cultura.
- Cooperación entre las instituciones públicas para regular el uso de las tecnologías emergentes y la inteligencia artificial con el fin de salvaguardar la propiedad intelectual y la privación de los trabajadores culturales y artísticos.
- Invertir en la cultura a largo plazo como una prioridad presupuestaria sostenible, así como proveer sistemas para acceder a la inversión financiera con transparencia.
- Inversión de los gobiernos en investigación y desarrollo de mecanismos que garanticen la transparencia y permitan monitorear el impacto de la cultura en la paz y el desarrollo socioeconómico.
- Deconstruir la herencia colonial para valorar la verdadera diversidad cultural a escala global.
- Garantizar la protección de los derechos laborales de los agentes culturales. Para ello, crear vías para el desarrollo profesional de los agentes.
Enlace imagenJóvenes tomaron tribuna de la Sesión Plenaria de Clausura de Monsiavult 2025.
Exigen poner a la cultura en la agenda 2030
Después de la presentación de las conclusiones de la reunión de jóvenes del mundo en torno a la cultura, también se ofreció el espacio para las declaraciones correspondientes del programa Ágora cívica, la cual estuvo integrada por miembros de la sociedad civil de todo el mundo involucrado en la cultura. La portavoz fue Anna Villarroya, catedrática del Departamento de Economía y directora del Centro de Información, Comunicación y Cultura de la Universidad de Barcelona, quien expresó:
“Reafirmamos la necesidad de situar la cultura en el corazón de las políticas públicas y de la agenda internacional, reconociéndose como pilar indispensable de la sostenibilidad. Para que ese reconocimiento sea real, debe acompañarse de recursos, marcos normativos efectivos y voluntad política que redistribuya poder y oportunidades. En particular, reclamamos que la Agenda post 2030 de Desarrollo Sostenible incluya un objetivo específico centrado en la cultura, y pedimos que esta demanda se refleje en la declaración final del Mondiacult, tanto como en la acción de la UNESCO y de los Estados miembros en los próximos años”.
Señaló que los derechos culturales implican cuestionar las estructuras que privilegian ciertas voces y silencian otras, y exigen mecanismos que garanticen la participación libre y segura de quienes han sido históricamente marginados.
Asimismo, expuso que “garantizar los derechos culturales implica comprender y reconocer que justicia ecológica y justicia social son inseparables. Desde una concepción que entiende cultura y naturaleza como un entramado vital único, debemos generar imaginarios culturales que permitan habitar futuros viables y equitativos”.
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Finalmente, sobre uno de los puntos más relevantes de la cumbre, la relación con la inteligencia artificial, Anna Villarroya dijo: “reclamamos la necesidad de un enfoque ético, social, ecológico y políticamente consciente. Existen desafíos importantes en relación con la autoría, la entidad de las obras, su significación cultural. Preocupa que el control de estas tecnologías esté en pocas manos, lo que exige una regulación e infraestructuras públicas que salvaguarden y garanticen los derechos democráticos de toda la ciudadanía, incluido el acceso a la información”.
También subrayó “la importancia de abordar y visibilizar el impacto energético de la IA. Estas transformaciones afectan también a las condiciones laborales de los artistas y profesionales de la cultura”.
