México y Estados Unidos diezman a Los Chapitos
Los Chapitos son ya una especie en riesgo de extinción. Pocos de sus grandes capos, esos que acaban inmortalizados en los corridos a cambio de unos pesos o con sus iniciales en gorras que luego se venden en las calles de Culiacán, quedan en pie. Presos, liquidados, extraditados a Estados Unidos o entregados voluntariamente a la justicia del país vecino como parte de acuerdos para reducir condenas, la facción del Cartel de Sinaloa desaparece a marchas forzadas. Solo dos de sus líderes, Iván Archivaldo Guzmán y su hermano Jesús Alfredo, sobreviven prófugos, cada vez más cercados por el gabinete de seguridad mexicano, que día tras día se complace en anunciar nuevas capturas y muertes de los narcotraficantes a los que Washington identificó como uno de los principales culpables del boom del fentanilo.