México necesita 35,000 asesores financieros para atender boom de inversionistas

<![CDATA[

En México existe un déficit de al menos 35,000 asesores financieros certificados , una brecha que restringe el acceso de millones de personas a la inversión y a la gestión patrimonial profesional. Y no solo eso, contar con un asesor financiero o no puede significar una diferencia de rendimiento considerable en el largo plazo.

Las figuras para certificarse

Según Herminio Padruno, director de Growth en GBM Advisors, la industria nacional ha “subinvertido” durante años en el desarrollo de esta carrera, a diferencia de países como Brasil, donde la apuesta por programas de capacitación y certificación permitió que hoy existan más de 70,000 asesores financieros activos. En contraste, en México la cifra apenas ronda los 7,500 asesores, contabilizados bajo las certificaciones de la Asociación Mexicana de Instituciones Bursátiles (AMIB), dado que la credencial internacional CFP (Certified Financial Planner) no tiene representación local. El impacto de contar con un asesor financiero es real, según el experto, estudios de firmas globales como Vanguard muestran que los clientes logran en promedio 3% adicional de rendimiento anual en sus portafolios frente a quienes se autogestionan. Esta diferencia puede sonar menor, pero en el largo plazo, por efectos del interés compuesto, puede ser significativa. La escasez de profesionales contrasta con la expansión del mercado. El número de cuentas de inversión en México pasó de 4.5 millones en 2022 a más de 12.8 millones en 2025, un crecimiento de casi 200% según la AMIB. Para Alfredo Villarreal, director comercial de Skandia, esto abre una ventana de oportunidad. Para Villarreal esta tendencia se refleja en la mayor necesidad de planificación integral tras la pandemia, con clientes que buscan rentabilidad y certidumbre de largo plazo. “La inflación, la baja educación financiera y la complejidad del entorno aumentan la demanda de especialistas. Es una carrera con alto potencial de ingresos residuales y flexibilidad, comparable con profesiones de alta especialización”, señala el experto. Y más allá de la rentabilidad, los asesores ayudan a ordenar objetivos de inversión, evitar decisiones precipitadas en tiempos de volatilidad y construir relaciones de largo plazo. “Muchas veces un asesor es tanto guía financiero como psicólogo, porque ayuda al cliente a mantener el rumbo en momentos de incertidumbre”, explica Padruno. El reto de cerrar la brecha también representa una oportunidad de carrera. Jóvenes recién egresados de carreras económico-administrativas, así como profesionales de otras disciplinas, como abogados, ingenieros o especialistas en distintas áreas, pueden encontrar en la asesoría financiera un campo en expansión. El requisito principal es certificarse ante la AMIB y desarrollar habilidades de relacionamiento humano, ya que esta profesión se construye sobre la base de relaciones de confianza que pueden durar décadas. GBM lanzó programas como GBM Advisors y la Universidad GBM, que buscan atraer, capacitar y acompañar a nuevos asesores. El objetivo, según Padruno, es “hacer de la asesoría financiera una carrera atractiva y de futuro” que permita a México dar un salto en inclusión financiera y consolidarse como un país de inversionistas. En México, los asesores se certifican con la AMIB, mientras que a nivel global la credencial más reconocida es el Certified Financial Planner. La diferencia es que México no tiene programa CFP, lo que impide homologar estándares internacionales y deja a la AMIB como la única certificación con validez regulatoria. La Figura 3 de la AMIB exige aprobar un examen que cubre productos financieros, regulación, ética y portafolios de inversión. Su complejidad y costo hacen de esta prueba una barrera de entrada, pues requiere preparación técnica y meses de estudio. Ambos coinciden en que el asesor financiero del futuro debe combinar conocimiento técnico sólido, habilidades de comunicación educativa y un enfoque empático hacia el cliente. La clave, señala Villarreal, está en profesionalizar la asesoría para que deje de ser un rol transaccional y se convierta en una carrera de futuro, capaz de generar confianza y de impulsar que México, al igual que otras economías, dé el salto de ser un país de ahorradores a un verdadero país de inversionistas.

]]>

admin