México impone aranceles a 16.8% del total de productos que importa de países sin TLC
México impondrá aranceles de entre 10 y 50% a 16.8% del total de los diferentes productos que importa (fracciones arancelarias) desde todos los países con los que no tiene acuerdos comerciales, según un decreto firmado por la presidenta Claudia Sheinbaum y difundido este martes.
Las mercancías importadas forman parte de las industrias automotriz, textil, vestido, plástico, siderúrgico, electrodomésticos, aluminio, juguetes, muebles, calzado, marroquinería, papel y cartón, motocicletas, remolques, vidrio, entre otras.
En suma, se aplicarán los nuevos aranceles a 1,371 fracciones arancelarias, de un total de 8,177 fracciones que integran la Tarifa de la Ley de los Impuestos Generales de Importación y de Exportación (TIGIE) en México.
Una fracción arancelaria es un código numérico que clasifica las mercancías para efectos de comercio exterior. Se utiliza para determinar los aranceles, impuestos y regulaciones aplicables a un producto específico.
El decreto entrará en vigor a los 30 días naturales posteriores al día de su publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) y concluirá su vigencia el 31 de diciembre de 2026.
De acuerdo con la Presidenta, la iniciativa tiene el propósito de de brindar certidumbre y condiciones de mercado justas a los sectores de la industria nacional que enfrentan “situaciones de vulnerabilidad”, derivado de las prácticas que alteran y afectan el comercio internacional, y así fomentar el desarrollo de la industria nacional y apoyar el mercado interno.
Los aranceles se cobrarán a productos importados desde cualquier economía adherida a la Organización Mundial de Comercio (OMC) que no tenga un acuerdo comercial con México relacionado con cada producto en particular.
Según las argumentaciones del decreto, la economía nacional se integró durante años a cadenas globales de valor bajo esquemas que favorecieron la importación de insumos, lo que provocó la pérdida de ramas productivas esenciales y “una creciente vulnerabilidad” frente a choques externos.
“La apertura comercial, si bien amplió los mercados, no siempre se tradujo en una mayor capacidad tecnológica ni en un incremento del contenido nacional en nuestras exportaciones”, expone.
Seguidamente, sustenta que con esta propuesta, inspirada en el Plan México, se corregirá esta tendencia y se fortalecerá la industria nacional dado el contexto comercial internacional y la reconfiguración global.
“El objeto de esta reforma, es aprovechar nuestro mercado interno para que la producción tenga lugar en México y emplee a personas trabajadoras mexicanas, al mismo tiempo que se contribuye a equilibrar los balances de comercio exterior en beneficio de la convivencia y bienestar de todas las mexicanas y mexicanos”, justifica.
Además, se busca asegurar e incentivar que el crecimiento mexicano se traduzca en una “industrialización nacional sólida, diversificada, soberana y socialmente incluyente”.
Con esto, agrega, se responde directamente al Plan Nacional de Desarrollo, pues a través de la actualización y establecimiento de aranceles, México podrá:
- Proteger el empleo y fortalecer el mercado laboral, ya que una mayor participación de las empresas nacionales en cadenas de proveeduría genera trabajos mejor remunerados y con estabilidad.
- Corregir distorsiones comerciales, garantizando condiciones justas de competencia para los productores nacionales frente a prácticas desleales у políticas de subsidios externos.
- Alinear la política arancelaria con una visión de desarrollo sustentable y regional.
De esta manera, plantea que los aranceles dejan de concebirse únicamente como un instrumento recaudatorio y se transforman en una herramienta estratégica de política económica y comercial.
“En consecuencia, la presente iniciativa permite armonizar la política comercial con los objetivos del PND y del Plan México hacia 2030, lo cual elevará la participación de la industria mexicana en cadenas globales de valor, garantizando que al menos el 50% de la proveeduría estratégica sea nacional, promover la innovación y el desarrollo tecnológico, y construir una economía más justa, competitiva y soberana”, concluye.