México desperdicia 926,000 toneladas de jitomate y el arancel podría agravarlo

México desperdicia cerca de 926,000 toneladas de jitomate al año, prácticamente la mitad de lo que se queda para consumo interno. En este contexto, la imposición de un arancel de 20.91% por parte de Estados Unidos al jitomate mexicano, prevista para este 14 de julio, encendió las alarmas entre quienes trabajan para reducir la merma alimentaria.
Cheaf, la startup mexicana creada para combatir el desperdicio de alimentos a través de una app que conecta negocios con consumidores para vender excedentes en “paquetes sorpresa”, advierte que la medida no solo afectaría económicamente a los productores, sino que podría agravar el problema del desperdicio tanto en México como en el vecino país.
“Es altamente probable que la medida, además de sus repercusiones económicas, se traduzca en toneladas de producto sin aprovechar para consumo humano”, señala Braulio Valenzuela, Country Manager de Cheaf México.
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Un mercado dependiente de la exportación
La preocupación nace de un dato clave: México exporta a Estados Unidos aproximadamente la mitad de su producción de jitomate. En 2023, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), la producción nacional fue de 3.6 millones de toneladas, de las cuales 1 millón 793 mil se enviaron al mercado estadounidense. En 2024 la producción subió ligeramente a 3.7 millones de toneladas, manteniendo la fuerte dependencia exportadora.
El contraste con el desperdicio es contundente: 926,000 toneladas se pierden cada año en México, casi el doble de lo que se quedaría para consumo interno si no se exportara.
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Jitomate
Para Cheaf, la pregunta crítica es qué pasará con ese jitomate si el arancel reduce la competitividad de las exportaciones. Valenzuela explica que incluso si solo un 10% de las exportaciones quedara en el país por la barrera arancelaria, eso significaría unas 178,000 toneladas adicionales en el mercado local, un volumen difícil de absorber sin incrementar el desperdicio.
Consumo interno estancado
El problema se complica por la rigidez del mercado doméstico. A pesar del crecimiento de la producción, el consumo nacional de jitomate ha permanecido virtualmente estancado por más de una década. En 2023 fue de 1 millón 828 mil 770 toneladas —alrededor de 14.1 kg per cápita—, prácticamente igual que en 2022 y apenas superior a los niveles de 2014.
“De ese tamaño es el desperdicio de alimentos. Tenemos un consumo que no ha cambiado en años y un mercado que podría saturarse si no se exporta ese volumen”, alerta Valenzuela.
Impacto en el mercado estadounidense
El riesgo de desperdicio no es exclusivo de México. Estados Unidos, como principal destino del jitomate mexicano, también podría enfrentar consecuencias. El arancel encarecería el precio al consumidor en un contexto de inflación alimentaria, con efectos secundarios sobre la gestión de inventarios.
Según la US Environmental Protection Agency (EPA), Estados Unidos desperdicia alrededor del 35% de los alimentos a nivel nacional. El encarecimiento de productos frescos como el jitomate puede reducir la rotación en anaqueles, aumentar la merma en supermercados y elevar la proporción de alimentos que terminan en la basura.
Valenzuela subraya que el desperdicio de alimentos en EU ya concentra más del 90% de la pérdida alimentaria de toda Norteamérica. Un incremento en los precios solo sumaría presión a un sistema que necesita soluciones urgentes.
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jitomates
Para Cheaf, más allá de la coyuntura del arancel, el problema evidencia la necesidad de modernizar y reforzar la gestión de alimentos en México. La startup —que nació en 2020 para reducir el desperdicio con tecnología y consumo colaborativo— insiste en que hacen falta mecanismos más transparentes para comercializar excedentes y redes de rescate de alimentos en buen estado.
“No se trata solo de reaccionar ante una medida, sino de construir una cadena alimentaria más sólida y resiliente. Hay que sumar iniciativas que blinden la producción agroalimentaria y garanticen el acceso de millones de personas a alimentos de calidad, incluso frente a cualquier barrera arancelaria que impacte su consumo”, concluye Valenzuela.
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