México: comprando fuera, desinvirtiendo adentro

La economía crece poco. De hecho, el trimestre pasado presentó un retroceso que pone en duda que el Producto Interno Bruto (PIB) pueda expandirse este año al menos medio punto porcentual.

Y dentro de ese pobre crecimiento, con bajas expectativas, vale la pena ver dónde están los motores.

El sector primario, donde están las actividades agroindustriales, ha mostrado datos de expansión que son extraordinarios durante los últimos trimestres.

Sin embargo, es tan baja la participación de ese sector en la economía que ni con números increíbles se puede justificar que el campo saque la cara por la economía mexicana.

El sector secundario, donde domina el sector industrial, está claramente en terreno de recesión y son las actividades terciarias las que han permitido mantener a flote a la economía mexicana.

Pero vale la pena ver algunos datos interesantes del consumo para ver si esa fortaleza se puede mantener con el tiempo o quiénes son los beneficiarios.

Hay dos datos que ayer publicó el Inegi que dan una buena radiografía de la actividad económica en México. Por un lado, los datos de consumo privado, donde hay que meterse a fondo, y, por el otro, la inversión fija bruta, que confirma las malas noticias.

En cuanto al consumo, el dato de agosto, aunque queda enmarcado en la primera lectura del PIB del tercer trimestre (que mostró un retroceso anual de -0.3% y una expansión del sector terciario de 0.9%), aporta entretelas aún más reveladoras.

El consumo privado de bienes nacionales se mantiene estancado, el crecimiento anual es de cero y lo que permitió la expansión del consumo privado nacional fue el subíndice de servicios que se expandió 0.8 por ciento.

Y lo que realmente permitió la recuperación del consumo privado en agosto con respecto a julio fue el rubro de bienes de importación que mostró una robusta expansión de 4.4% en términos anuales.

Si en lugar de un año, tomamos tres y hacemos la comparación agosto 2022 contra agosto pasado, la expansión del consumo de bienes nacionales es de apenas 2.09%, lo que claramente implica un estancamiento, contra el crecimiento de los bienes importados en ese lapso de 43.77 por ciento.

Intuitivamente podemos ver quién es el beneficiario del consumo interno. Ahí están, como datos de comprobación, la balanza comercial con China y el aumento de la importación de bienes de consumo de Estados Unidos, afortunadamente balanceada con un sostenimiento de las exportaciones mexicanas.

A esos datos de consumo de bienes importados hay que añadir al análisis la fortaleza cambiaria y de paso el aumento del crédito al consumo, con registros de crecimiento del crédito personal de 9%, para proyectar qué puede pasar en el futuro.

Y, para completar el panorama no perder de vista el dato del indicador de formación bruta de capital fijo que hasta agosto pasado registraba una caída en términos anuales de -8.9% que es una barbaridad para un país que tiene en el comercio exterior una de sus principales actividades.

Hay menor confianza, la inversión pública se ha contraído, y todo eso se refleja en una menor creación de empleos.

En esas cifras está una mejor visión del futuro económico de México.

Lo que realmente permitió la recuperación del consumo privado en agosto con respecto a julio fue el rubro de bienes de importación que mostró una robusta expansión de 4.4% en términos anuales.

admin