Médicos europeos tras abandonar Gaza: “Los animales tienen más derechos en el Reino Unido que los palestinos en su tierra”
Lo más desgarrador de salir de Gaza es la velocidad con la que se pueden ver dos mundos distintos. Del lado gazatí, donde empezaron su camino cuatro médicos que este jueves hablaron con EL PAÍS, los huesos no se curan y las heridas no sanan. Las infecciones abundan por doquier, mientras los cuerpos desnutridos de los palestinos sufren las consecuencias del férreo bloqueo impuesto por Israel, que permite una entrada muy limitada de comida al enclave. Los bombardeos continúan mientras el desánimo arrecia en una población diezmada por el hambre, donde tienen prohibido hasta meterse al mar y donde, como describe el cirujano británico Graeme Groom, las familias “duermen juntas para vivir o morir juntas”. Los doctores coinciden en que la palabra para describir las mil crisis que se viven en Gaza es el cansancio. Hay mucho cansancio.