Más allá del salario: por qué la pobreza de tiempo es un enemigo financiero

Más allá del salario: por qué la pobreza de tiempo es un enemigo financiero

El empresario estadounidense Harvey Mackay dice que “el tiempo es gratis, pero no tiene precio. No puede poseerlo, pero puede hacer uso de él. No se puede guardar, pero se puede gastar. Una vez que lo has perdido, ya nunca se puede recuperar”. Entonces, ¿no tener tiempo nos empobrece?

Nuestro sistema económico se basa en la compleja relación entre el tiempo y el dinero. “El mercado laboral tiene la premisa de que, a cambio de nuestro tiempo, recibiremos dinero. Pero ni el tiempo de todas las personas tiene el mismo valor, ni todas las personas disponen de la misma cantidad de tiempo”, refiere el blog de la Fundación Nantik Lum, especialista en microfinanzas y emprendimiento.

Bajo esa premisa, existe la pobreza de tiempo, esa que va más allá de la medición tradicional de los ingresos. Margarita Vega, investigadora del Center for Time Use Research de la University College London, dice que este indicador tiene una dimensión más completa. 

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Agrega que, a través del uso del tiempo, se pueden evaluar las horas que las personas dedican al trabajo remunerado, al no remunerado y a los cuidados personales. “Esta información nos permite establecer una línea de pobreza de tiempo similar a la que se calcula para los ingresos. Todas aquellas personas que estén por debajo de la misma serán consideradas pobres de tiempo”.

Según la experta, el efecto que la pobreza de tiempo tiene en las personas es múltiple, pero si nos enfocamos en su capacidad para generar riqueza, una persona pobre de tiempo no podrá realizar cursos de formación para incrementar sus habilidades; por lo tanto, tendrá menos posibilidades de ascender, y quizá de tener un mejor sueldo. 

Melhina Magaña, Fundadora de Daucon, coincide en que la pobreza de tiempo sí tiene un impacto directo en lo económico. “Para ser más competitivo y productivo lo que requiero es tiempo para poder invertir en nuevas habilidades, en nuevos idiomas, en herramientas que me permitan ser más productivo y competitivo”.

La pobreza de tiempo afecta más a las mujeres. Las mujeres dedican hasta 3 veces más tiempo que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado. Esta carga desigual limita su autonomía económica, su bienestar y su participación social, establece ONU Mujeres.

“El valor del trabajo de cuidado no remunerado y del trabajo doméstico representa entre 10 y 39% del Producto Interno Bruto (PIB); puede pesar más en la economía de un país de lo que pesan la industria manufacturera, el sector comercio o del transporte”, agrega. En ese sentido, la pobreza de tiempo se vuelve más severa para las mujeres si se considera que son quienes realizan mayores labores de cuidado y del hogar.

Para Melhina Magaña, si no hay tiempo, no hay ingreso. Si no hay ingreso, no hay progreso. Si no puedo progresar, no puedo tener opciones, elecciones. “Entonces eso me pone en una situación de dependencia económica, de subordinación”. 

Agrega que para las mujeres hay mucha violencia económica; el trabajo de cuidador sigue sin reconocerse de manera monetaria. “El dinero es un recurso enorme para que las mujeres puedan vivir autónomas, dignas, con salud, con seguridad”.

Para la fundadora de Daucon es como un impuesto invisible, que se vuelve “en una especie de espiral hacia abajo. También hay un efecto que se multiplica en los hijos, en las hijas; se pueden quedar atrapados”. 

“El tema de la pobreza de tiempo tiene implicaciones psicológicas, mentales, físicas, tiene implicaciones económicas y básicamente se vuelve un sistema que una y otra vez se está reafirmando a sí mismo. No tienes tiempo, entonces no puedes acceder a un mejor empleo. No puedes acceder a un mejor empleo, entonces te quedas en el que estás. Pero tampoco puedes acceder a mejores alimentos, a mejor salud, a mejor estado físico, y así el ciclo se está perpetuando una y otra vez”.

¿Qué hacemos con la pobreza de tiempo?

Para Melhina Magaña, una manera de terminar con la pobreza de tiempo es “convertirnos en los maestros de los límites y la asertividad”. Esto significa tomar la responsabilidad de decidir cuándo decir que sí y cuándo no. 

“Esto aplica tanto si eres una persona trabajadora del hogar, con tu familia o con tu equipo de trabajo. Y los límites son la fuente del alto rendimiento, porque implica saber cuándo no solo le pones límites a los otros, sino también a ti”, explica.

La gestión del tiempo es una manera de eliminar la pobreza de tiempo. ¿Qué se puede hacer distinto? ¿Qué se puede eliminar? ¿Qué actividades puedes simplificar? “Empezar a pensar desde ese lugar nos puede traer tiempo, nos puede traer ganancias”, recomienda.

Sara Moreno Colom, profesora de Sociología de la Universitat Autónoma de Barcelona, dice que para tener una nueva organización del tiempo, la reducción de la jornada laboral sería una de las medidas que debería considerar.

Finalmente, la ONU Mujeres refiere que para acelerar el progreso en materia de empoderamiento económico de las mujeres, se necesitan con carácter urgente políticas que ofrezcan servicios, protecciones sociales e infraestructuras básicas, que promuevan la distribución del trabajo de cuidado y doméstico entre las mujeres y los hombres, y que permitan crear más empleos remunerados en la economía asistencial.

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