Más allá de acciones y bonos: los activos alternativos dejan de ser exclusivos

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Los activos alternativos son inversiones que van más allá de los instrumentos tradicionales, como acciones o bonos gubernamentales, e incluyen desde deuda privada, bienes raíces e infraestructura, hasta materias primas y otros activos reales. Y, según algunos expertos, están aumentando su atractivo en mercados latinoamericanos.

¿Por qué se vuelven atractivos? ¿Qué rendimientos se pueden esperar? ¿Cómo invertir en ellos? Diversificación y tasa neutral

Estos activos pueden, según los especialistas, ofrecen un mejor equilibrio en el riesgo-rendimiento de los portafolios y, por lo tanto, reducen su volatilidad. Además, invertir en capital privado puede mejorar, en algunos casos, los rendimientos de largo plazo. “Estos activos generan un mejor riesgo-rendimiento en un portafolio que no tenerlos”, señaló Rodrigo Córdoba, director general adjunto de Wealth & Asset Management para Scotiabank México. De hecho, una de las razones por las que estos instrumentos se han popularizado en mercados como Estados Unidos es porque han demostrado consistencia en retornos ajustados por riesgo, además de baja correlación con activos tradicionales. Los activos alternativos pueden clasificarse en múltiples tipos, pero a grandes rasgos están el capital privado (financiar empresas no cotizadas), la deuda corporativa, y la inversión directa en proyectos de infraestructura o bienes raíces. Según MSCI Private Capital Solutions, los fondos de private equity han generado un rendimiento anualizado neto del 13% desde el año 2000, comparado con el 8% del índice Russell 3000. Otro informe de Barron’s estima un retorno promedio de 15.2% anual en la última década para esta clase de activos, frente al 12% del S&P 500. En deuda privada, el índice Cliffwater Direct Lending reportó un retorno del 12% en 2023, y se proyectan rendimientos de entre 8.5% y 12% anual a futuro. La infraestructura, por su parte, ofrece retornos esperados del 7% al 10%, dependiendo del tipo de proyecto, riesgo geográfico y horizonte de maduración. Hasta hace poco, acceder a este tipo de instrumentos estaba reservado para grandes inversionistas institucionales. Por ejemplo, formar un portafolio diversificado de fondos privados requería tickets mínimos de 10 millones de dólares por fondo, lo que implicaba comprometer hasta 80 millones de dólares. Pero eso está cambiando. En junio de este año, Scotiabank y Promecap lanzaron una emisión de Certificados Bursátiles Fiduciarios (CBFs) en la Bolsa Mexicana de Valores por 35.1 millones de dólares, como parte de un programa autorizado de hasta 650 millones. Esta emisión permite a clientes de banca privada invertir desde 25,000 o 50,000 dólares, accediendo a un portafolio profesionalmente gestionado de activos alternativos globales. “Estamos democratizando el acceso. Antes, solo los grandes endowments como Yale o Harvard invertían en estos fondos; ahora, los clientes de banca privada pueden entrar con una fracción del capital”, explicó Jorge Gil, socio director de Promecap. Los especialistas detallaron que el portafolio tendrá una duración estimada de poco más de 10 años, con recuperación de capital hacia el año 6 o 7, y generación de rendimientos patrimoniales en los últimos años del horizonte. Para César Cuervo, CIO de Sura Investments, uno de los atractivos de los activos alternativos es su potencial para tener buen desempeño ante un entorno de tasas de interés que comienzan a moderarse. Esta clase de instrumentos puede volverse especialmente útil para quienes buscan diversificar más allá de la renta fija tradicional, según explicó durante un encuentro con prensa latinoamericana. No obstante, expertos de Vanguard advierten que estos instrumentos también tienen retos: baja liquidez, poca transparencia, plazos largos y mayor complejidad. “Una de las principales ventajas es la diversificación, pues su correlación con otros activos es distinta y eso puede ayudar a proteger un portafolio”, explicó Rafael Rodríguez, estratega de inversiones de Vanguard. Aun así, Ignacio Saralegui, head of Portfolio Solutions de Vanguard Latam, señaló que una cartera pública, simple y líquida puede ofrecer rendimientos similares a portafolios complejos que integran muchos activos alternativos. “Hay estudios que comparan portafolios con 70% en activos alternativos con otros más simples, como 70/30 entre acciones y bonos, y los resultados son parecidos”, afirmó Saralegui.

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