"Manifiesto mexicano": intimidad con las texturas del arte mexicano, en Galería Consigna

En la galería Consigna se puede hacer algo que muy pocas veces es posible en un museo de arte moderno: vivir una experiencia de proximidad con el arte de los más importantes pintores del modernismo mexicano, eso sí, con las debidas precauciones.
¿Quién dijo que la pintura es bidimensional y que la apreciación de una obra pictórica está completa desde esa estricta separación entre el sujeto y la obra misma que es celosamente vigilada por el personal de seguridad de un museo?
Por supuesto, es enteramente comprensible que se instalen protocolos de seguridad para garantizar la integridad de las obras, pero también es verdad que con estas limitaciones se pierde un sutil pero poderoso elemento de la experiencia estética del arte. Una experiencia de alto valor que a veces y sólo a veces es posible recuperar dentro de las galerías.
Vayamos al grano: las texturas, el relieve que deja detrás de sí un trazo de óleo con toda su espesura; el brillo opaco, pero todavía brillo del bolígrafo sobre el papel; la firma y la fecha sobre el óleo y la propia rugosidad que sugieren los poros de la tela que se dejan ver cuando filtran al interior lo más líquido del material pictórico, entre otros caprichos, son las texturas que más seducen
En estos detalles, sutilezas, en la decisiones y obsesiones del artista que también es artesano sobre la química y rugosidad de sus materiales es posible echarse un chapuzón en la muestra “Manifiesto mexicano: La construcción del Arte Moderno a través a tiempo”, recién inaugurada en la galería Consigna, en su nueva ubicación en la colonia Anzures, y disponible hasta el 6 de septiembre.

Al centro, retrato de Roberto López (1947) de Diego Rivera). Foto: Cortesía
De Siqueiros a Friedeberg
David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera, Gunther Gerzso, Mathias Goeritz, Leonora Carrington, Rufino Tamayo, Pedro Coronel, Manuel Felguérez, Pedro Friedeberg. Sobre estos nombres se marca el recorrido un tanto cronológico y grosso modo sobre el desarrollo de los movimientos artísticos, visiones estéticas y ampliación de los límites de la abstracción en el arte mexicano durante el siglo XX y parte del XXI
La muestra es breve, deliciosamente breve, tanto que permite quedarse un poco más en cada una de las piezas. Son apenas una veintena de obras, la mayoría pinturas y una grata selección de esculturas de gran formato de Carrington, que invitan a preguntarse cómo diablos entraron por esa pequeña puerta.

Escultura de Leonora Carrington. Foto: Cortesía
Basta con un par de ejemplos sobre las maravillosas texturas que se dejan mostrar en “Manifiesto mexicano”, en la galería Consigna:
Durante el siglo XX, la piroxilina fue uno de los primeros polímeros usados para distintas aplicaciones comerciales, desde la sustitución de otros materiales para la elaboración de objetos como bolas de billar hasta su uso en la pintura automotriz. David Alfaro Siqueiros fue, probablemente, el primer artista que usó la piroxilina en el arte en el ápex de su búsqueda de materiales más resistentes.
El cuadro “Bahía de Puerto Marqués”, pintado por Siqueiros en 1956 con piroxilina sobre masonita, una de las piezas más atractivas de la muestra, es evidencia a los ojos de cualquier observador curioso de cómo el material y todas sus capas definieron la técnica y la propia forma del paisaje de Siqueiros en muchos de sus cuadros, el crisol de sus rocas, las posibilidades de relieve y los largos trazos para definir el viento.

“Bahía de Puerto Marqués”, 1956, Siquieros. Foto: Cortesía
Hacia el final del recorrido, al otro extremo de este breve asomo a al menos tres periodos del arte mexicano, se expone la obra “Códice Miguelito II” (2012), de Friedeberg, un laberíntico cubo concéntrico atiborrado de apuntes de temas tan diversos, desde la nomenclatura de los meses en distintas culturas: la hebrea, la árabe y la mexica, por ejemplo, hasta una lista de criaturas de los bestiarios publicados por Borges, Arreola y Apollinaire.
Todos los apuntes fueron plasmados por Friedeberg con tintas diferentes, lo que hace de esta minuciosa construcción una forma de textura artística, por el contenido de los textos que lo habitan pero también por las tintas que se adhirieron al cartón.

Códice Miguelito II, 2012, Pedro Friedeberg. Foto: Cortesía
New York, New York!
“La exposición va de pensar en la construcción del arte mexicano como lo conocemos hoy. Marca varias generaciones que rompieron con lo establecido, empezando por el arte académico. La mayoría de las piezas que se exponen son parte del Museo Cassa Gaia (aunque están a la venta, y la galería se lleva un porcentaje), en Cuernavaca. Entonces, esta muestra nos permite el acceso especial a piezas no tan conocidas de artistas por demás conocidos. Deleita ver los paisajes de Siqueiros, con todas sus cualidades técnicas, pero las figuras de Orozco que nos remiten al Hospicio Cabañas y sobre todo las esculturas monumentales de Carrington que pudimos traer gracias a que trabajamos muy de la mano con el Consejo Leonora Carrington”, comenta la historiadora de arte Regina Alencaster, curadora de la muestra.

Hombre herido (1937) José Clemente Orozco. Foto: Cortesía
El arte moderno, amplía Alencaster, es lo que más se vende en la Galería Consigna, que también representa a artistas contemporáneos. “Lo que usualmente buscan los coleccionistas es no tomar tantos riesgos sino hacer apuestas seguras. Mucha gente con el poder adquisitivo que busca inversiones seguras también suele comprar arte moderno. Por eso, nos parece que toda exposición es una forma de negociación y la curaduría, para cualquier galería, incluso una comercial, es medular”.
Dado que la galería se interesa en el impulso de contemporáneos, obtiene de los artistas modernos el sustento suficiente para apostar por nuevas propuestas. Así funciona Consigna. El éxito es tal que, comenta la curadora, están concretando una expansión internacional para abrir una sede en Nueva York.
Manifiesto mexicano: La construcción del México moderno a través del arte
Galería Consigna
Hasta el 6 de septiembre
Calle Kepler 101, Anzures, Miguel Hidalgo
Obras destacadas de la muestra
- Bahía de Puerto Marqués (1956)
David Alfaro Siqueiros
- Sin título (boceto) (1970)
Leonora Carrington
Tinta sobre papel
- Códice Miguelito II (2012)
Pedro Friedeberg
Técnica mixta sobre cartón
- Sin título (s/f)
Mathias Goeritz
Técnica mixta sobre metal perforado