Maduro tan lejos de Noriega y tan cerca de Soleimani
No habrá guerra o invasión en Venezuela. No. Lo que estamos viendo en el Mar Caribe es una operación sin precedentes contra el narcoterrorismo y sus principales lideres, entre ellos Nicolás Maduro, jefe máximo del Cartel de los Soles.
Los números lo dicen todo. Aunque el despliegue de fuerzas por aire y mar es impresionante, el número de efectivos no está cerca al de una invasión tradicional. Durante la Operación Causa Justa que sacó a Noriega del poder, se utilizaron 26 mil soldados, siendo Panamá un país 12 veces más pequeño que Venezuela, lo mínimo que se requeriría en una eventual invasión serían 150 mil efectivos. Es por eso que aquí el escenario es distinto.
Maduro no es considerado un simple narco, es también un terrorista. En julio pasado, el Departamento del Tesoro determinó que el Cartel de los Soles era una organización terrorista internacional y que su jefe, Nicolás Maduro, ofrecía apoyo y colaboración a otros dos grupos criminales: El Tren de Aragua y el Cartel de Sinaloa de México.
Un tema de seguridad nacional. La designación de Maduro como un narco terrorista es lapidaria. Cierra las puertas a las tradicionales posturas de diálogo y negociación y lo ubica como lo que realmente es, una amenaza a la seguridad hemisférica.
Estados Unidos no negocia con terroristas. Por años el Chavismo utilizó el petróleo, la diplomacia e incluso la migración como armas de chantaje. La estrategia era nefasta pero efectiva. Esos tiempos han quedado atrás. La última carta de Maduro enviada al presidente Trump pidiendo diálogo fue vista como una broma de mal gusto.
Un cambio de paradigma. La destrucción de tres narco embarcaciones y la aniquilación de 17 personas, dejó claro que las investigaciones, detenciones e incautaciones convencionales no aplican contra la dictadura de Venezuela. La estrategia es aniquilación sin vacilación.
Una guerra no convencional. Las grandes y prolongadas campañas con ejércitos tradicionales han quedado atrás. Los drones Predator y Reaper lo han cambiado todo. Por otro lado, la operación Martillo de Medianoche en Irán demostró que los nuevos ataques son precisos, poderosos y poco previsibles. Sin botas en el terreno.
Estados Unidos no quiere una guerra larga y costosa. Este tipo de operaciones son particularmente rechazadas por la base republicana MAGA y por esto en el caso de Venezuela se espera una operación corta y contundente.
Una muestra de fuerza. Los grandes despliegues armados, al igual que los desfiles bélicos, son una muestra innegable de fuerza y ferocidad, que envía un mensaje a amigos y adversarios. Estados Unidos quiere dejar claro que el Hemisferio Occidental es una prioridad y su principal zona de influencia comercial y militar.
El músculo militar de Estados Unidos ha logrado lo impensable, sembrar caos y confusión en las filas del chavismo. Venezuela, la nación secuestrada por 26 años por un grupo de criminales, está cada vez más cerca del día de su libertad. Enhorabuena!
*El autor es periodista exiliado, exembajador ante la OEA y exmiembro del Cuerpo de Paz de Noruega (FK). Es exalumno del Seminario de Seguridad y Defensa del National Defense University y el curso de Liderazgo de Harvard.